Inicio / Cuenteros Locales / martesdecuentos / Culpa ambigüa, totalmente autodidacta.
El sol ya no ilumina, no me retuerce los ojos cuando lo veo de frente, a él ya no le importa cuánta pantalla nos distancie, a mí mucho menos.
Quémame los ojos, necesito que arda, sino es la misma mentira en loop, la de no decir nada, la de no sentir siquiera el peso del alma.
Quietud, del silencio que abruma, estero vigilado por pájaros carroñeros, que desgarran los músculos como tallarines al dente.
Cuerpo alostérico, corazón impertinente, sangre sucia, de Muggle, exponiéndose al viento, secándose en lo surreal de la sopa de caracoles. |
Texto agregado el 11-08-2019, y leído por 66
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