Hace mucho, mucho tiempo que las damas de mis días en general lucían sus piernas cubiertas con medias de seda que eran bastante caras con el defecto de que ‘las cadenas se corrían’ y habían especialistas que las ‘remallaban’. Mas luego, gracias a la tecnología, fueron reemplazadas con medias ‘nylon’, bastante más baratas pero importadas de los EEUU.
Los ‘patojos’ (pibes, chamacos, cipotes, chigüines…muchachos) cantábamos una cancioncita que decía:
“Piernas blancas parecen un jamón,
piernas negras parecen salchichón,
a mi me gustan todas
pero sin medias no”
(Muy inspirado).
Luego, debido a la Segunda Guerra Mundial, las medias de nylon empezaron a escasear y ya no llegar del Norte porque según se decía el nylon era usado para fabricar paracaídas importantes en la guerra.
En aquello días el afeitarse las piernas era considerado como costumbre solamente para las “señoritas de la vida alegre” de modo que las damas no tuvieron más remedio que lucir las piernas “al natural”, sin medias.
Yo asistía en esos días al 5º. Año de la escuela primaria en un colegio coeducacional. Mi maestra, quien por cierto se llamaba Argentina, era en verdad muy bonita, aunque no muy alta de estatura, era muy bien proporcionada. De tez muy blanca y negra cabellera, de modo que en esos días, aquellas blancas piernas lucían vellos bastante oscuros.
Ya casi en nuestra adolescencia, los alumnos varones observábamos aquellas piernas encontrándolas extremadamente sensuales y las admirábamos día a día.
¡Ah, la Señorita Argentina, mi maestra más inolvidable!
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