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La Tiendita de Don Samuel.

¡Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que estuve en la tiendita de Don Samuel!
Mis recuerdos me llevan a mi niñez, mi madre y yo vivíamos bastante cerca de la tienda que en realidad por aquella época era más que una tienda, un comercio donde vendían juguetes, nunca entendí por qué se llamaba Tiendita pero sólo sé que todos los días al pasar para ir a la escuela, junto a mi madre, nos deteníamos por lo menos cinco minutos para mirar los juguetes que ella no podía comprarme y que yo al saberlo, me conformaba con mirarlos.
Cierto día en uno de esos momentos cuando estaba mirando un trencito muy moderno, salió del comercio su dueño, lo conocíamos porque siempre nos saludaba cuando nos deteníamos frente a la vidriera y le preguntó lo siguiente a mi madre:
___Buenas tardes vecinos, perdone mi atrevimiento pero quisiera que Andrecito, sé que así se llama su hijo, pasara a la tienda a revisar los juguetes, sé cuánto le agradan porque los veo cada tarde al pasar y detenerse en la vidriera, les decía que lo necesito para que pruebe los juguetes, sería algo así como un empleo, sin serlo, para que si hay alguno que no funcione bien, él me lo haga saber.
Mi madre me miró muy asombrada mientras yo le decía que sí, que me dejara hacerlo y luego de esto, cada día al salir de la escuela, empezaba mi trabajo, me sentaba junto a una mesita y Don Samuel me traía alguno de los juguetes para que los revisara y por supuesto era un trabajo muy importante, debía desarmarlos y ver si todo estaba en orden para volver a armarlos y colocarlos dentro de sus cajas.
Yo no me daba cuenta de lo que hacía esta maravillosa persona que al ver que no tenía juguetes sin querer podía jugar y llevar una vida placentera como otros chicos ya que la pobreza había llegado para instalarse en mi casa desde que mi padre nos dejara para formar otra familia olvidándose de nosotros.
Me hice muy amigo de Don Samuel, siempre tan amable con todos, conversábamos y con él aprendí mucho más que en la escuela, me mostraba fotografías de su familia que había quedado muy lejos, los que aún vivían y de sus padres y hermanos muertos en la guerra.
Cierto día de verano, lo vi por primera vez con una camisa de manga corta, era un día de mucho calor y era imposible usar algo que le tapara los brazos entonces vi unos números marcados en uno de sus brazos, yo no sabía qué era aquello, por aquellos días no era muy frecuente ver a alguien con tatuajes como se ven hoy, entonces sin que le preguntara nada me dijo:
___Mi querido amigo te extrañan estos números verdad? Te voy a contar algunas cosas que quizá no sepas…
Y así supe a temprana edad de los horrores de la guerra de la injusticia y de la miseria que sufren personas de otros lugares ya que en nuestro país vivíamos en paz.
Fueron pasando los años y a medida que fui creciendo fui haciendo otras cosas junto a Don Samuel, me explicaba los problemas de la matemática que casi nunca entendía pero que gracias a él terminaron resultándome fáciles, geografía, historia, todo era fácil cuando él me lo explicaba y luego comencé a trabajar en serio en la tiendita que fue creciendo cada vez más, era tal la amistad que surgió entre nosotros que lo extrañé mucho cuando tuve que ir a la facultad, era como un padre para mi.
Aún guardo un obsequio que me dio para mi cumpleaños hace de esto muchos años, era una cajita de madera con muchas reparticiones que a simple vista no se veían, me la dio pero me dijo que simplemente la guardara, que no tratara de desarmarla y eso hice, tenía una cerradura pero nunca me dio la llave.
Ayer tuve la noticia del fallecimiento de mi gran amigo, no tuve tiempo de verlo antes de su muerte por encontrarme en la facultad rindiendo algunos exámenes me hubiera agradado que supiera que gracias a él seguí una carrera y estoy a punto de recibirme.
Sólo lamento no haber ido antes a verlo supe por mi madre que estaba muy viejito pero que igual seguía con la tienda sin nadie que lo ayudara, decía que el único que hubiera podido manejar la tienda era yo y me dio mucha pena creo que lo abandoné sin darme cuenta.
Hoy he recibido la visita de un abogado y me he llevado una gran sorpresa.
Era el abogado de Don Samuel que me hacía entrega de una llave que yo conocía muy bien, con ella abría la tiendita y a pesar de mi asombro la acepté, con ella venia otra llave y según el abogado yo tendría que saber a qué pertenecía.
No me costó mucho trabajo saber que era la llave que abría la cajita que años antes me había regalado Don Samuel pidiéndome que la guardara.
La traje y verdaderamente esa llavecita abría el pequeño cofre o cajita y dentro de la misma encontré una carta escrita a mano de puño y letra de Don Samuel que decía lo siguiente:
___Mi querido Andres, estoy seguro de que cuando abras esta cajita y te encuentres con mi carta es porque ya no estaré entre los vivos, quiero que sepas que te nombro mi heredero, nadie mejor que tú merece todo lo que tengo, me acompañaste durante muchos años, fuiste mi mejor amigo y te quiero como al hijo que no tuve, no tengo a nadie a quién dejarle lo mío, de mi familia ya no queda nadie y como te lo dije tantas veces eres mi mejor amigo. Espero que seas el hombre de bien que tu madre crió, estoy seguro de eso, no lamentes mi partida, vivo una buena vida y si Dios me da algunos años más le estaré muy agradecido y cuando llegue mi hora te llevaré por siempre en mi recuerdo.
No podía con mi asombro cuando leí una carta escrita tantos años antes, jamás imaginé merecer tanto pero trataré de ser la persona que mi amigo hubiera querido que fuera y llevaré adelante el negocio para compensar en algo a mi madre que tanto se lo merece.
Este era mi pensamiento pero como dicen “El hombre propone y Dios dispone” luego del funeral en el que estaban todos los vecinos del barrio, una joven muy bonita se acercó y me preguntó:
___¿Es usted Andres?
Si, le contesté y usted ¿Quién es?
Soy sobrina nieta del señor Samuel, me llamo Renne y me he enterado de que usted es el heredero y quiero decirle que al ser parienta de Samuel creo que me corresponde parte de la herencia.
Si antes estaba asombrado ahora lo estaba mucho más.
La invité a tomar un café y a charlar ya que supongo que Don Samuel no tenía idea de que aún le quedaba familia y por lo tanto me nombró a mi su único heredero.
Renne resultó ser en verdad la sobrina nieta de Don Samuel y al parecer había heredado la alegría y la sabiduría de su tío abuelo, me mostró fotografías muy viejas de la familia, algunas ya las había visto en casa de Don Samuel y otras, más recientes donde estaba ella con sus padres.
Renne no quería dejarme sin la herencia pero estaba sola en el mundo, sus padres habían muerto en un accidente y apenas conocía nuestro idioma.
Quizá sea algo prematuro pero creo que mi vida va a cambiar no entraba en mis planes formar una familia pero… el amor no nos avisa cuando llega.
Omenia.

Texto agregado el 08-08-2019, y leído por 183 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
09-08-2019 Eres muy creativa...saludos..mis xxxxx Blasebo
08-08-2019 Muy sabio Don Samuel...la herencia que dejó será la nueva vida de la futura pareja. ¡¡Mazal Tov!! Abunayelma
08-08-2019 Hermoso desenlace para Andrés. Un abrazo, sheisan
08-08-2019 —Pienso lo mismo que MujerDiosa, da para una película tierna y además romántica. —Saludos y un abrazo vicenterreramarquez
08-08-2019 Esto da para toda una película, querida Ome!!! Sos de una imaginación impresionante. Un besote. MujerDiosa
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