Libertad, la más pequeñita de la casa, tiene gripa, y achú por aquí y achú por allá. La nariz tapada y los ojitos pequeños. Que se tome esto, a ver una por la abuelita, una por el papá, que no me gusta, que está feo, que no me lo tomo.
A Libertad le duelen los huesos y siente un calor muy raro, porque va acompañado por un frío que la hace tiritar. En camita, con el pijama puesto, abrazando a Tobías, su inseparable compañero. Mamá que le sube un remedio buenísimo de la abuela, naranja con ajo y menta derretida, que tiene 42 de temperatura, que está muy mal, que hay que llevarla al médico, no, eso no, más bien cobijémosla con un saco de lana virgen, que aquí no hay, metámosla a la ducha con agua fría, no, cómo se le ocurre y todos discutiendo de cómo solucionar la enfermedad de la más linda y tierna de la familia, la más pequeñita, la más frágil.
Jarabes, menjurjes, que le pongan pañitos de agua tibia para que le baje la fiebre, que darle una aspirina, en fin, miles de cosas para la pobre niña, la más consentida, la más tierna, la más linda de todas las niñas; pero ella nada que muestra mejoría, así con su naricita tapada y sus ojitos pequeños.
Pero a Libertad le gusta, le gusta mucho que la consientan y la cuiden, que una por el abuelito, una por la mamá, que no me gusta, que está feo, que no me lo tomo, achú por aquí y achú por allá. |