Caritativo hombre de Dios,
pancarta perfecta para tus fines,
¿cuáles eran ellos?
Bebiste en misa, en tu lengua bailoteó la ostia
para completar el cuadro, acariciaste en demasía
pero el respeto te iluminaba como los cirios a la misa
nadie dudaría de esa investidura tuya
nadie, de tus ojos ni de tus palabras
te prosternabas con unción, barnizado ya eras de santidad.
Pero como todo ser mortal, tras largo apostolado
moriste y fuiste venerado, el cielo de los católicos aguardaba
para brindarte un lugar privilegiado entre las nubes
tu ausencia creó un vacío que era un halo de nostalgia
y un lindo parque fluvial ofrendaron en tu nombre
hombres como tú no debían ser olvidados nunca.
Y surgió una voz, una tras otra, el clamor le ganó a los padrenuestros
supieron de tus andanzas y sí, las descreyeron,
pero las pruebas eran más claras que la efigie del crucificado
y aquel hombre probo, de estirpe espiritual
dio paso a la hiena, a la bestia disfrazada de sotanas
y el parque fluvial cambió de nombre por otro
y las aguas corrieron esta vez más claras
difícil es creerlo, la gente teme ver destruidos sus ídolos
pero abusaste como el peor de los rufianes
y ahora el barro de tus pies ensucia cada altar.
Nada sabemos de la ley del Reino de los Cielos
Nuevas arrugas sí reinan en la frente del papa
quizás sea vano arrebatarte los galardones
ni desear que te contorsiones en tu tumba
lo hecho, hecho está, oleado y sacramentado
y la fe que les baila como un sombrero
sobre sus testas a los fieles de tantísimas iglesias.
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