Inició el recorrido en Santa Librada, el masivo iba con la mitad de pasajeros, serían como las diez de la noche y aspiraba a llegar a las once a casa, se veía muy cansada, no era para menos, el trabajo era muy duro, trabaja en un restaurante marino que está ubicado en el sur y ella vive en el norte. Para llegar a su casa tenía que atravesar toda la ciudad, pero no renegaba de su destino pues con lo que gana mantiene a sus hijos: Mateo, Sandra y José, de siete, cuatro y dos años. No lleva una vida de lujos pero tampoco vive mal, la comida, la vivienda y la educación de sus hijos está asegurada, igual que la de ella, ya que estudia enfermería los fines de semana en una escuela llamada Santa Filomena.

El bus llegó al centro de Cali, se demoró más de lo normal, el tráfico estaba muy congestionado y para colmo de males otro bus del masivo atropelló a una mujer de unos treinta años, imposible avanzar en esas condiciones porque la policía había acordonado el lugar, muchos pasajeros optaron por bajarse y caminaron varias cuadras para abordar otro bus, pues el que iban quedó bloqueado por todas partes y sólo iba a poder continuar la marcha después que hicieran el levantamiento del cadáver. Marlen sé bajó y acercó hasta donde fue posible, no pudo acercarse más porque las autoridades lo impidieron, pero desde ahí podía ver la infortunada mujer, al verla casi se desmaya porque era idéntica a ella, era como su hermana gemela que yacía tirada en el piso sin signos vitales. Marlen intentó gritar pero no pudo, sus gritos eran mudos nadie los escuchaba, llamó por su nombre a la desdichada mujer y menos la iba a escuchar porque estaba muerta, a uno de los curiosos le dijo, "verdad que se parece a mi", pero el curioso no se dio ni por enterado, Marlen se sintió muy sola en esos instantes de tanta confusión.

En sus desespero por acercarse más a la desdichada mujer, forcejeó con un policía y este la invitó a que se calmara con gran esfuerzo logró calmarse, a pesar de todo Marlen no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Después que realizaron el levantamiento vio como la llevaron a las dependencias de medicina legal ubicadas en el hospital universitario del Valle, también vio como le hicieron la necropsia, como sus la lloraban sus familiares en la casa de funerales y como el tiempo seguía transcurriendo y nadie se percató de su presencia. Ella saludó a todos y todos la ignoraban ni sentían los golpes suaves en le espalda que ella les daba para llamar su atención. Estaba a punto de enloquecer, lo peor vino después cuando la llevaron al campo santo, vio como la cremaban y nadie decía nada, ella estaba llorando por ella misma y nadie la escuchó, nadie la consoló, nadie le dio un abrazo para que se calmara.

Después vio como todos regresaban a sus casas, uno que otro la lloraron y al menos no se sintió tan desamparada. Todos se despidieron al llegar a su casa, pero nadie podía verla, nadie se despidió de ella y eso que a todos les hablaba, sus palabras no tenían sonido, a pesar que gritaba nadie la escuchaba, así pasó toda la noche, ella intentando que al vieran sin lograrlo, entonces se preguntó así misma y ahora que hago, nadie me va a creer que estoy viva y cuando todo parecía indicar que viviría como un fantasma, se escuchó el canto de un gallo que la despertó y grito con todas sus fuerzas "estoy viva"

AUTOR: PEDRO MORENO MORA
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