La noche del combatiente, a Air-strike game 1998
Desde mi nido de ametralladoras, desde ahí, tenía un panorama por donde vería a los japoneses acercarse. Los Nakajimas o como les decíamos los “aliados” simplemente Kate, no llegaban aún. ¿No sería este el día del ataque? ¿Si no era?, tenía un día más de vida. Conservar la vida, y que llegue el mañana en una guerra, era la posibilidad de poder contar después lo que paso.
Todo estaba bien, hasta que la voz potente de un camarada desde el parlante dijo: It coming! Tome la ametralladora con las dos manos, prepare el pulgar, y cuando escuche el zumbido de la nube de pájaros de la muerte, apunte a la forma redonda que dibujaba la manada de metal en el cielo celeste, y comencé a disparar:
-ta, ta, ta, ta, ta,ta,ta, ta, ta, ta…
No era un taller de creación literaria pero la consigna era: “Que no se acerquen al nido. Tengo que derribarlos antes que lancen sus bombas sobre la trinchera”. Y dispare, y dispare. Cayeron muchos frente a la trinchera. Explotaron con sus bombas al estrellarse contra el suelo y las piedras. Los colores anaranjados y rojos cubrían mis ojos. Luego veía colores grises y negros que se extendieron enfrente de mí. Se formó una humareda mortal. Los había derribado a todos, el 2do nivel del juego sería más tenso y veloz, el 1er nivel quedo atrás.
Pero no alcance a ver a uno de los bombarderos nipones que venía al final de la formación. Era una diminuta bolita negra, era el último avión del 1er nivel.
Falseo el botón de disparo, lo apreté y lo apreté. ¡No se iba a descomponer ahora! Pero no importaba. Solo era un juego de computadora, no mis deudas grandes con unos usureros.
Pero luego veo que mi sangre salta sobre el vidrio del nido, el último avión nipón cumplió su misión. Es mi sangre, y me voy desmayando. Solo rojo y más rojo. Gotas de sangre que se deslizan sobre le vidrio de la ametralladora, sobre la pantalla de la computadora. La policía encontró mi cuerpo desangrado sobre el teclado. Era la paradójica noche gloriosa del combatiente. ¡Game over!
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