Porque los grandes escritores, los filósofos, los pensadores y todos aquellos que intentaron darle forma al conocimiento, cincelarlo y encauzar sus propias vacilaciones, investigando, borroneando y retocando algunas afirmaciones para que por fin quedaran plasmadas para la posteridad, siempre ávida de respuestas. Porque el conocimiento es la razón y la noción, porque los hombres construyen su propia historia, porque los caminos divergen y nuevas preguntas surgen al trasluz de los desafíos que impone el progreso, porque algunos se reúnen en cafetines de mala muerte para continuar elaborando teorías, zurciendo, retocando, mofándose de los contrapuntos, sintiéndose poseídos de la verdad, que no es más que un manto que se colocan sobre sus hombros sin comprender que sólo es el producto de una variadísima mezcla de teorías diversas que forman un tejido confuso y contradictorio. Porque cada filósofo abrió nuevos cauces en el camino del conocimiento, porque algunos hombres se empeñan en propiciar el pensamiento crítico y otros por anularlo, porque somos seres encadenados a cada sistema, sintiéndonos ufanamente libres, en circunstancias que la esclavitud ha cambiado su método, ha invisibilizado las cadenas y hasta las ha extendido de tal forma que podemos cruzar las fronteras, conectarnos con otras culturas y aprender de ellas, somos libres, expresamos y en ese camino, los detentores del poder manejan nuestro quehacer, somos influenciados hasta en nuestros más mínimos actos. Y todo esto y todo esto y to…

Cuando el gato logró desembarazarse del teclado del PC en el cual se había enredado su largo pelaje, la pantalla conservaba los caracteres ya descritos y más tarde, cuando Josefa llegó de su trabajo, imaginó que su novio había continuado con su ensayo sobre el azar. Sólo que el gato se le había adelantado con un contundente ejercicio práctico.