Me atrapaste en un sueño,
yo venía de lejos,
de las pesadillas sin luna,
de un mundo de manos secas
dónde habitan los desposeídos,
sombríos personajes de un universo paralelo,
de soledades de vidrieras,
de pasquines enlutados,
de silencios profundos.
Huí en una voluta de humo,
cuando el sueño rodaba entre los árboles,
y mis ansias se volvían aves,
intentando abandonar el nido yerto.
Me rescataste de mi mundo de papel,
de mis naturalezas muertas,
lo hiciste a bordo de una cáscara de nuez,
(frágil veleta ante mis tempestades)
navegando por los mares de mi incredulidad,
abatiendo mis defensas.
Corporizaste la realidad
de un despertar diferente,
aniquilando malas profecías,
restaurándole vida a la pintura opaca
de ese cuadro desteñido y arrumbado
en el que me encontraba inmersa,
restaurando el verdadero color
a mi mustio paisaje.
El sonido a la escena otrora muda,
y el placer de disfrutar la pasión,
como almíbar de higo maduro,
escurriéndose en mi boca.
María Magdalena Gabetta
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