Como una marioneta por la vida
fui desde el cielo hasta el abismo eterno;
con la esperanza de encontrar salida,
pasé frente a las puertas del infierno.

Hallé en mis desencantos, rebeldía,
tras cada amanecer, renové duelos
mientras mi libertad se deshacía
en brazos de ataduras y consuelos.

La soledad hirió lunas y flores
que mi alma atesoraba sin candados
ni máscaras a prueba de emociones.

Vi muerte, y por la ausencia de colores,
mis sueños fueron siempre derrotados.
Hoy sé que pese a todo hay ilusiones.