Tercer tiempo de un partido de rugby, de las competencias de la URBA, un triste y anodino San Albano vs Liceo Naval que seguramente ni siquiera quienes lo jugaron lo recordarían al día siguiente. Entre los jugadores de San Albano, estaba por supuesto, nuestro conocido Carlos Alejandro “Charlie” Elder, también paisajista además de rugbier. Estaba charlando con otros rugbiers, Germán Vidal e Ignacio Gastaldi, cuando alguien dijo:
- ¡Miren quien esta ahí!
- ¡Rocío Marengo!
- ¡Esa mina en el tercer tiempo!
Charlie dio vuelta su mirada y efectivamente, vio que Rocío Marengo estaba ahí, en el tercer tiempo, con una copa de agua mineral saborizada de pomelo.
- Parece que no toma cerveza esta mina – agregó Gastaldi.
- Estaría bueno que se comiera algún Queso – dijo Vidal.
- Yo le voy a dar de comer mi Queso – agregó Elder.
- ¿Te la vas a levantar? – preguntó Gastaldi.
- Será fácil, esta regalada – dijo Elder.
Charlie avanzó adonde estaba Marengo. La mediática miró al rugbier y le dijo:
- Lindos los rugbiers, todos bien fortachos, fuertes, altos, patones.
- Yo soy el más patón de todos.
- ¿De todos los rugbiers?
- No – dijo Carlos – eso se lo reservo a mi amigo “Quesón” Carlos Ignacio Fernández Lobbe, me refiero que soy el más patón de los que estamos aca.
- ¿Cuánto calzas?
- 47/48 – dijo Elder – y también soy Quesón, ja, ja.
- No sé que significa que sos un Quesón, me suena a Queso, eso sí – dijo Marengo.
- Hay un cuarto acá, del otro lado de la cancha, lo podemos usar, si queres probar mis Quesos por supuesto.
- Dale – dijo Marengo – pero no ahora, cuando se vayan todos.
- ¿Es que acaso te importa?
- ¿Porqué no me va a importar?
- Perfecto. Así quedamos.
Elder volvió con sus amigotes rugbiers, que le preguntaron, cerveza va y cerveza viene:
- ¿Y qué paso?
- Ja, ja, nada, ja, ja – se río Charlie Elder y rápidamente cambió de tema, empezando a hablar de los All Blacks y los Springboks.
Así fue que el rugbier Carlos Alejandro Elder, “Charlie” para sus allegados, arregló tener una noche de sexo con la mediática Rocío Marengo. Cuando ya no había nadie en el tercer tiempo, Charlie fue al famoso cuarto y efectivamente, Marengo estaba allí, desnuda.
- No me dijistes como te llamas – le dijo Marengo - ¿O acaso tu nombre es “Quesón” como me dijiste que te llamaban?.
- Ja, ja, soy Quesón, sí. Mi nombre es Carlos. Pero todos me dicen “Charlie” aca. Igual todos los Quesones nos llamamos Carlos.
- Carlos. Charlie. Hermoso nombre. Muy interesante.
Marengo estaba desnuda, así esperaba la mediática, mientras Carlos se desnudaba al pie de la cama.
Carlos Elder se sacó las medias, los zapatos y se desnudó completamente, quedando con los calzoncillos y los guantes negros en las manos como su única vestimenta. En ese momento, ingresó al baño.
Mientras estaban en el baño, Rocío Marengo, entonces, agarró las medias y los zapatos de Carlos, y las olió. Se las acercó a la nariz, pero ante el apestante olor a Queso que tenían las apartó espantada y asustada.
- ¡Qué olor a Queso! – exclamó Marengo – Ahora entiendo porque dijo que era Quesón.
Carlos Elder salió del baño, Marengo lo observó y le dijo:
- Qué olor a Queso que tenés...
- Soy Quesón, ya te lo dihe – dijo muy tranquilo Carlos – es lógico que tenga olor a Queso. Seguro que tus pies deben tener un lindo olor también...
- Probame mis pies si querés, Charlie...
Marengo extendió sus piernas y Carlos comenzó a oler los pies de la chica, primero el izquierdo, después el derecho.
- Tus pies no parecen pies, no huelen a nada – declaró decepcionado Carlos.
- Soy muy limpita.
- Yo también soy limpio, pero tengo olor a Queso en los pies porque soy Quesón, ya te lo dije.
- ¿Quesón? Sí, me lo dijiste hasta el cansancio. Ja, ja, me causa gracia, ¿Sos un Queso grande, acaso?
- Muy grande.
Tras decir estas palabras, Carlos Elder puso sus pies sobre el rostro de Rocío Marengo, la chica le dijo:
- No, no, sacame los pies de encima, tienen mucho olor a Queso.
- Entonces vas a saber en que consiste ser Quesón...
Carlos se tiró sobre Marengo, y le empezó a chupar las tetas, la besó y le chupó todo el cuerpo, completo, entero, a Rocío le gustó mucho, entonces la penetró por la vagina con fuerza y satisfacción para mediática.
- ¿Te gusta que sea Quesón, Rocío?
- Por supuesto. Me encanta. Dame mas, Quesón.
Carlos entonces se tiró literalmente sobre la chica y con las manos, cubiertas con guantes negros, la tomó del cuello, y comenzó a estrangularla.
- Aaaaaaajjjjjjjjjj – comenzó a exhalar Marengo sus suspiros mientras se iba quedando sin aire.
Rocío Marengo intentó gritar, defenderse, resistir, pero la furia del asesino, que recordemos era jugador de rugby, se impuso sobre la resistencia de la chica. Finalmente, transcurridos unos minutos, el asesino finalizó su tarea.
Entonces, Carlos Elder agarró el bolso que había llevado y del mismo sacó un Queso, un gran Queso, agarró entonces el Queso con sus manos y lo tiró sobre el cadáver de su víctima mientras decía en voz alta:
- Queso.
Sin que ocurriera más nada, y finalizada su labor, el asesino agarró el cuerpo de su víctima, y lo metió en una bolsa de dormir, con el Queso incluído. Avanzó por una ruta, y paró el auto. Sacó el cadáver de Marengo para tirarlo ahí, en un descampado, donde no había nadie.
Carlos ya estaba por tirar el cadáver cuando se frenó y dijo en voz alta:
- No, mejor no. Haré algo mejor.
Se acercó entonces a una zona con arboles y sacó una soga, colgó entonces el cadáver de Marengo en el árbol, y también colgó el Queso del árbol, dejando un cartel, con una pizarra:
- Rocío Marengo. #QUESO.
Carlos Elder abandonó entonces el lugar con total impunidad, con la satisfacción que solo los grandes asesinos sienten cuando piensan que han cometido un gran asesinato.
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