Yo me sentía bruja. Me gusta el ocultismo La fuerza que ejerce la palabra bruja. El miedo que provoca y el respeto que produce.


Había una bruja joven que conocía. A la que hinchaba para que me contara sus misterios. Sus secretos y sus brujerías. La creía mi mentora.
Me fascinaba como miraba y se reía de mi inocencia.
-¿Serás una bruja tu ratoncito?


Un día me invito a unirme a un grupo de brujas que se reunían en el bosque. Allí ellas compartían su libertad. Yo imaginaba rituales medievales. Calderos ardiendo. Pero no. Solo era un bosque iluminado por una luna llena.


Llegamos y comencé a ponerme nerviosa. Mi corazón latía muy fuerte. Sentía nervios en mi estómago. Mis piernas temblaban.
Había unas 20 mujeres. Todas vestidas con trajes largos. Túnicas negras. Ellas reían a carcajadas. Voltearon a verme y la bruja que me llevaba dijo:
- Les presento Amanda. Quiere integrase a nosotras.
-¡Veremos su libertad!
-Porque la libertad es la que nos define ratoncito.
A lo que otra bruja me miro de pies a cabeza y dijo
-Veamos si el ratoncito se convierte en águila y vuela.


Así entre risas y tallas las horas trascurrían. Cuando detrás de los arbustos se sintió un ruido y todas callaron. Menos Laura. Con voz muy segura y fuerte dijo:
-¡Es la hora del alba!
¡A danzar!
Gloria, que era la que me llevo. Se acercó a mí y me dijo:
-Vamos ratoncito, desnúdate y ven a danzar con nosotras.
Había en su mirada algo que me daba miedo, no sé si era malicia, desafío o seguridad.


Todas se desnudaron. Debajo de sus túnicas no tenían nada. Corrían tomadas de las manos hacia la fogata. No sé en qué momento se prendió. Entre carcajadas y gritos me llamaban.
-AMANDA, AMANDA
-¡Ratoncito! ¡Ratoncito!
Se reían y se mofaban.


Yo me quede estática. Para mí todo era sucio, pecaminoso. ¿Desnudarse ante otras mujeres?
Mostrar lo más sagrado de ti, tu desnudes, tal como Dios te creo, es un insulto al creador.
Comenzaron a ser una ronda alrededor del fuego y cantaban, danzaban una danza siniestramente libre, sin nada que las atara, no tenían consciencia, no tenían temor de Dios. Eran salvajemente libres.


“Libertad, libertad de ser tierra, aire, fuego, agua. Somos éter”.



Me senté en una piedra a ver como se elevaban, como volaban
cantando, riendo, gritando. Era una mezcla de orgía pagana, secuestradas por algún espíritu maligno.

Se acercaban volando hacia mí, una por una.

-Tienes que liberarte.
-Tienes que ser libre
-Que nada de ate.
- Que nada te amarre.
-Sé tierra
-Sé agua
-Sé fuego
-Sé aire.
¡Sé libre!



Me quede atónita. Pegada y atada a un peso que no me permitía ser libre.
Las voces dentro de mí fueron desapareciendo unas tras u otra.
No me di cuenta cuando el sol estaba iluminado y yo estaba sola.


Ella se desnudaron ante ellas mismas y esa desnudes les dio la libertad de volar, de ser libres…Y yo con mis prejuicios y creencias no soy capaz de mirar mi cuerpo desnudo. La obra de Dios.


¿Qué es conde la noche?
¿Qué esconde la oscuridad?

Nada absolutamente nada, solo nos muestra lo que somos.