Acabo de terminar este libro biográfico, escrito por el periodista Charles R. Cross sobre el cantante y autor kurt Cobain; y la verdad debo decir que es uno de los mejores documentos sobre la historia de la música que he podido tener en mis manos, al margen de una edición hermosa y bien cuidada por parte de la editorial Reservoir Books (que me hizo pensar mucho sobre el libro como objeto y su valor intrínseco) está muy bien documentado, es valiente y además muy interesante porque no solo nos cuenta una vida que entrelaza las vidas de toda una generación sino que nos da a conocer realidades alternaras sobre las ideas preconcebidas que muchas veces tenemos de nuestros ídolos.

Recuerdo que yo era una niña cuando en 1994 se anunció por todos los medios de comunicación que Cobain había sido encontrado muerto en su casa (se había pegado un tiro en la cabeza con una escopeta) creo que se podría decir que prácticamente toda mi generación quedo en silencio, fue uno de esos momentos que sabes son realmente históricos porque representan un punto de inflexión del que no se puede regresar jamás. Yo había ahorrado lo que podía de mis recreos para comprar mi primer cd, cuando fui a la disco tienda le pregunte al vendedor cuál de los álbumes de Nirvana (estaba segura del grupo) le recomendaría a una persona que seguramente solo podría comprar uno durante el resto de su vida, me dijo sin dudarlo “In Útero” es el mejor pero el más histórico es “Nevermind” quédate con ese último porque será algo memorable que querrás tener por siempre y así lo hice. Esto lo cuento para que se hagan a una idea de lo representa este grupo de Grunge (género al que prácticamente dieron inicio) para las personas que crecimos en esa época.

Kurt Cobain no solo era un genio creativo, era una persona con múltiples inseguridades y seguridades que sufría de constates conflictos existenciales surgidos de una personalidad sensible en un entorno hostil (muy de mi generación) por ello se nos hace tan cercano que de alguna forma lo sentimos como el amigo malogrado que todos quisimos pero aun así nadie pudo ayudar. Aunque debo confesar desde chica y hasta el día de hoy mi Nirvana favorito es Krist Novoselic por buen amigo, excelente persona, activista político y musical, granjero, aviador y punk irreverente. Cobain siempre será recordado como la persona que lo gesto todo de forma meticulosa logrando el cambio que la música rock necesitaba, ya que desde unos años atrás se había dado lugar a una vertiente musical de pelos largos, vestidos de colores, maquillaje estridente, letras pegajosas y sin sentido; él le dijo alto a todo ello, seremos nosotros los que gritaran, los olvidados de los barrios pobres, los enfadados con un sistema social y educativo excluyente, los que vestimos zapatillas de deporte, pantalones rotos y camisetas descoloridas, los que tenemos sueños que son grandiosos por sencillos, los que no creemos que exista un lugar en el mundo donde posar nuestra confianza, seremos nosotros los que gritaremos y así lo hizo. Grito, grito más fuerte que nadie.

En Nirvana Kurt era el gran talento ideológico y espiritual, Dave era el llegado al final que corría a adaptarse armado de su gran capacidad musical y Krist era el corazón, el que hacia las paces con los otros y entre los otros, el que se erigiría como la barra que sostiene el barco que parece irse al fondo en la gran tormenta. Y por eso es que funcionaron porque cada uno desde su lugar supo dar todo lo que tenía y enfocarse en lo importante que era cambiar las cosas y generar posibilidades de expresión artística autentica. Llevaron su ética punk a un lugar donde su irreverencia (aunque utilizada por el mercadeo al final) les permitiría transformar una realidad y un futuro para todos nosotros.

Pero mientras los conciertos, la fama y el dinero llegaban (apoyados en gran medida de MTV cuando este era un canal de verdad) Kurt sufría no tan en silencio de múltiples circunstancias que le hacían imposible adaptarse a la realidad que el mismo había construido, era hipersensible, lleno de culpa, en una relación matrimonial llena de amor y conflictos, tenía serios problemas con las drogas, no se sentía a gusto con la dirección comercial que el grupo tomaba, no se sentía ético con su público, era azotado de fuertes dolores estomacales, fantaseaba con el suicidio, se alejó de sus amigos más queridos, era padre de una nena a la que temía decepcionar como sus padres hicieron con él y estaba atrapado en un pequeño cuerpo en el que nunca se sintió cómodo y que envejecía cada día alejándolo del ideal juvenil que la sociedad tanto publicita; en resumen Kurt tenía miedo y no sabía qué hacer para salir de aquel atolladero sin dejar muertos en la calzada. Así que hizo lo que pensó mejor para todos, fue el quien dejo su cuerpo para que los demás tuvieran que velarlo.

Y con ello nos cambió a todos, nos dijo alto que las cosas no son un carnaval, alto que las cosas no son como un comercial en MTV, nos hizo sentarnos a todos a tomar aliento y reconfigurar lo que pensábamos del mundo y de la idealización de los pelos largos, las drogas, la música, la rebeldía y el suicidio. Nos dijo alto que las cosas no van por buen camino que aunque logres gritar, la sociedad sigue siendo un gran monstruo que se los come a todos, alto que no es la adaptación ni la rebeldía total la respuesta; el problema es que nos dejó a huérfanos a Frances Bean y a los demás que quisiéramos haber tenido la oportunidad de conocerle cuando pudiera sobrellevar sus conflictos, quisiéramos saber la respuesta a las preguntas que se planteaba, quisiéramos saber si dichas inquietudes realmente tenían algún tipo de solución.

Cuando comencé a leer el libro debo confesar de que no me encontraba en el mejor lugar del mundo, atrapada física, mental y socialmente en una realidad de la que no disfruto había olvidado quien era realmente, me había dejado absorber por la necesidad del cada día, ya no escribía, ya no hablaba con mis amigos, ya no escuchaba música, ya no soñaba. Leer el texto me dio la oportunidad de reencontrarme conmigo misma y estoy convencida ese es el primer escalón para poder transformar mi situación actual, porque solo cuando nos aceptamos y conocemos podemos reestructurar nuestras vidas; busque mi pulsera de cuero y volví a sentir la fuerza y el deseo de comerme el mundo, deje un poco de lado el atolladero y me permití volver a aspirar, perdonarme y seguir.

Últimamente las cosas no han ido bien y no lo digo solo por mí, lo digo por lo que puedo ver en la mayoría de miembros de mi generación, personas altamente educadas, inteligentes, sensibles y sin oportunidades reales, algunos atrapados en matrimonios vacíos, trabajos acomodados y rutinas agobiantes y otros absolutamente perdidos, sin un lugar para llamar suyo y con los sueños cada vez más lejos de la posibilidad de cumplirse porque en un país donde a los 25 ya se considera que estas muerto social, laboral y emocionalmente (como el mito de Caicedo, hay que matarse a los 25 con 60 pastillas de seconal) se están perdiendo las mentes y corazones de toda una generación tirada a la desesperación como si fueran basura que se arroja al rio. Debemos dejar de idealizar la juventud y ver a las personas por lo que realmente son, los chicos no son los únicos que pueden soñar, capacitarse y generar cambios y los viejos no son los sabios muertos andantes descartables en la sociedad. Los años biológicos no son más que esos, no son un factor determinante en la valía de una persona. No se está muerto cuando llegas a los 30, se está muerto cuando dejas de soñar.

Entonces empecé a leer el libro de Cross y empecé a sentir la inquietud de nuevo en mi corazón, empecé a escribir, empecé a investigar, empecé a escuchar música y quise comunicarlo. Es allí cuando publique algunos mensajes en las redes sociales, referentes al suicidio y los órdenes y problemáticas sociales; una persona que no niego tenía buenas intenciones me increpo con angustia solicitando que si estaba deprimida y quería acabar con mi vida (porque si uno habla de esos temas en público quiere decir que tiene depresión) fuera a su casa, yo me quede en silencio sin saber si reír o llorar por una parte había logrado captar la atención sobre el problema pero por otro me daba cuenta de lo tabú que resulta hablar sobre estos temas de forma abierta. Quizás por ello casi todos los míos tenemos a alguien cercano que ha muerto por suicidio; hablarlo parece que da miedo, parece algo que debemos esconder debajo del tapete. Frances Bean Cobain, Courtney Love, Dave Grohl y Krist Novoselic lo han expresado en múltiples ocasiones, el suicidio, las drogas, los desórdenes mentales y los problemas sociales son asuntos muy serios que deben dejar de ser tabú o idealizaciones adolescentes y ser enfrentados como lo que son, debemos sacar el oso que escondemos en el refrigerador y afrontar la realidad de que muchas personas y quizás nosotros mismos necesitemos ayuda. Debemos apartar el miedo para permitir que historias como la de Kurt no se repitan de forma sistemática como hasta ahora viene sucediendo, que alguien hable de ello no debe ser vergonzoso, debe ser lo que es, tomar el toro por los cuernos y reflejar la suficiente empatía en el otro para dejar de ser solo entrometidos y convertirnos en manos amigas.

Finalmente diré que la historia de un hombre no es solo la historia de sus más íntimas inclinaciones, miedos y sentimientos; también es la historia de la generación que lo rodea y la herencia social de sus precedentes; así que la historia de un hombre viene a convertirse en la historia de todos, Kurt creció donde no quería y tuvo que luchar por sobrevivir sin lograr nunca adaptarse a un entorno que ni el entendía ni lo entendía a él; Kurt cambio las cosas, pero no fue fácil su lucha y al final dejo mucho dolor y sangre en el camino. ¿Entonces qué es lo más importante, la meta o el camino? Maquiavelo diría que la meta, Lewis Carroll que el camino yo les diría que no se, al final los cuerpos siempre terminan en el atolladero, entonces dejemos volar un poco las almas que es lo único que nos queda.

Yo no creo que sea mejor quemarse que apagarse lentamente, creo que es mejor quemar al mundo y ya.

(De alguna forma el libro me recuerda a la película Requiem for a Dream de Darren Aronofsky; esa no la ponía de chicos y al final la terminaron por convertir en una especie de amenaza, si tomas drogas, si te apartas del camino, si sueñas este será tu final)

21 mayo 2019.