Tú y yo vivimos el recuerdo
como un fraterno abrazo,
complicidad de un pasado común,
que vuelve siempre vivo
y recrea un mundo que es solo nuestro.

Recuerdo que nos auna en la ausencia,
nos revela una imagen imperdible
que no es ni en blanco y negro ni en color,
es simplemente emoción que renace
y se enciende en cualquier momento.

Nuestros sentidos recuerdos mutuos
son un como un perfume etéreo
que resurge a través de los sentidos,
en cualquier lugar, en cualquier momento,
a cualquier hora y tal vez ahora.

Es el instante congelado,
dormido pero siempre latente
que al calor de la emoción
renace, se levanta jovial
y nos transporta en el tiempo.

Y somos legado vivo del ayer
porque no es retrógrado
revisitar fraternalmente el pasado,
es allí donde vive un presente
que nos mantiene vivos, unidos.