_¿ De qué vives_me preguntó:
Yo le dije que vivía de tantas cosas, de los cuatro elementos: Agua, aire, tierra y fuego.
Y ella de nuevo me volvió a preguntar:
_¿ pero de qué vives?_
Del aroma de las rosas y el canto de los pájaros y de la lluvia y también del viento.
Y ella en un tono más autoritario, volvió a preguntarme:
_¿ Pero de qué vives?_
De la sonrisa de la gente y del vino que me tomo todos los días y los spaguettis que tu madre me vende todos los días en el restaurante.
Casi que con furia volvió a preguntarme:
_¿ Pero de qué vives?_
De la noche que me espera y el día que me aguarda, del pan recién salido del horno y de la calle que cada día aspira a tener nuevos caminantes y si yo no la camino, ella y yo también moriremos. Vivo también de los recuerdos y las ilusiones y de los besos que están por venir.
Yo iba a seguir explicándole de que vivía, pero cuando escuchó de los besos que estaban por venir, se sonrojó y al instante, me dijo:
_ De los besos que acaban de llegar, querrás decir.
_ De esos mismos_yo le dije.
Y se le olvidó el dinero y fue el amor