Esa noche estaba tranquila y silenciosa, con la luna menguante asomándose entre algunas nubes negras que atrevidas, osaban cruzarse, como queriendo ocultar ese medio brillo lunar.
Cuando Camila fue a cerrar la ventana de su habitación, el silencio profundo de la noche fue súbitamente alterado, de lejos desde el sur, un aterrador estampido dejó trémula a Camila, que en un rápido y nervioso movimiento cerró la ventana y bajó la persiana ,ya presa de un terror que le cortó la respiración. Camila estaba sola esa noche en casa, sus padres y abuelos habían ido a celebrar el cumpleaños del abuelo.
Camila sufría temblando bajo las frazadas. Cerró los ojos y escuchando a su corazón que latía con un ritmo galopante y desbocado como queriendo escapársele por el cuello. De pronto, en medio de esa tortura de temor, sintió que unos pasos irregulares se acercaban a la casa, los zarpazos cada vez más perceptibles y cercanos resonaban en el sendero pedregoso que llevaba a la casa.
De pronto un chillido como de gato salvaje y muy ronco a la vez, hizo saltar de susto a Camila, que ya en ese momento sudaba en extremo y al borde del colapso nervioso. Que podía ser aquel extraño ruido? , aquel horrendo estampido primero, y luego muy cercana esa presencia que como gato poseído alteraba la noche calma. De improviso se abrió la puerta del cuarto de Camila, y los pasos irregulares acercándose a la cama cada vez más decididos se detienen. Frente a los pies de la cama, una presencia monstruosa vigilaba silenciosa y pertinazmente a la pobre Camila, que ya a esas alturas solo quería desaparecer o simplemente estar viviendo una fea pesadilla.
Junto con el pavor, iba creciendo dentro de Camila, un feroz sentimiento de rabia y odio. Ya no quería seguir siendo cobarde, y después de recordar toda su tormentosa vida, se envalentonó
De tal forma que como una endemoniada y rugiente posesa se incorpora y a tientas enciende la luz. Lo que vio frente a ella por los pies de su cama la dejó asombrada. Pero era tal la furia y rabia que ya sentía por verse invadida en su propia pieza que no temió ni dudó un segundo en ponerse de pie y gritar desaforadamente a aquella presencia que se largara inmediatamente de su pieza y de su casa. Le ordenaba con autoridad y sin la más mínima demostración de temor. Primaba la ira, la rabia, el arrojo con el que enfrentaba a esa indefinible presencia. Está en silencio solo estaba, quieta, sin emitir sonido alguno. De pronto la figura que callada estaba comenzó a vociferar aquel horrible chillido gatuno, era tan estridente que Camila se cubrió con sus manos sus oídos.
Debatiéndose con sus contradictorias sensaciones, de rabia, temor y desesperación Camila cerró sus ojos y comenzó nuevamente a gritar, a insultar, y a proferir palabras groseras del más alto calibre a aquel engendro que sin moverse solo chillaba sin ningún indico de palabra o algo parecido .Los gritos y groserías de Camila se escuchaban ya en todo el barrio, que a esas horas de la madrugada estaba conciliando el sueño.
Los gritos enloquecidos, y cada vez más insanos de Camila, no paraban, enajenada se azotaba en la cama, de pronto su mama a pareció aterrada en la habitación para ver por qué la chica gritaba de esa forma. Camilaaaa!! Que pasa hija?! Solo tienes una pesadilla!
Claro efectivamente Camila nuevamente como cada cierta noche era víctima de esa horrorosa pesadilla que ya la estaba dejando al borde de la locura.
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