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A los gringos se les arruga.

“Uso la pluma porque es más poderosa que la espada… pero cuando la pluma falla es mejor tener la espada a la mano” dice James Nichols. James es el hermano de Terry Nichols, quien junto con Timothy McVeigh, fueron responsables del atentado al edificio federal en Oklahoma City el 19 de Abril de 1995; murieron 168 personas.

Eric Harris y su amigo Dylan Klebold asesinaron a 13 personas antes de suicidarse, aún no habían terminado la escuela. El 20 de Abril de 1999 en la comunidad de Littleton, Colorado, se vivió una pesadilla.

Charlton Heston, actor y presidente de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, sus siglas en inglés), diez días luego del incidente de Columbine, dijo en una conferencia en Denver: Over my dead hands” (sobre mi cadáver) mientras levantaba un rifle sobre su cabeza y una multitud lo aplaudía.

Todos los personajes anteriores tienen algo en común, estaban de acuerdo con el libre porte y comercialización de armas. En Estados Unidos es posible conseguir un rifle simplemente abriendo una cuenta bancaria, así lo ratificó el director de cine Michael Moore, en el North Country Bank.

En Michigan es tan frecuente el uso de fusiles y pistolas, que hasta en las peluquerías venden municiones, y las madres llevan a sus hijas menores a maniobras militares.

En los Estados Unidos de América, el porte de armas no sólo esta defendido por el principio de libertad de su constitución, sino que una enmienda lo cobija exclusivamente.

En el país del tío Sam mueren a tiros un promedio de 30 personas diarias, aun así “es el mejor lugar para criar a los hijos” según una madre de familia de Littleton.

Ya sabemos que el capitalismo se alimenta del consumo excesivo de productos que no necesitamos, pero es posible que eso llegue al extremo de infundir miedo para que la gente compre “protección” armada en un país que se mofa de ser el más adelantado y civilizado del mundo.

En EE.UU. viven con tanto temor, que por el hecho de defenderse, todo el tiempo lo que hacen es matarse mutuamente, y gastan millones de dólares previniendo ataques ficticios.

La sociedad estadounidense es tan insegura de si misma que atoran sus medios de comunicación con hechos violentos, que atemorizan más a sus ciudadanos.

Según Barry Glasser, quién ha estudiado el fenómeno, asegura que ese miedo mantiene la economía de las armerías, pues los índices de crímenes han disminuido en un 20% y el mercado de las armas aumentó en un 600%.

Ese amarillismo en los noticieros también ha ocasionado que los norteamericanos desconfíen de todas las personas, y en mayor medida de las minorías étnicas, que figuran en las imágenes de persecuciones y tiroteos.

Susan Smith ahogó a sus dos hijos e hizo creer a una nación entera que el responsable había sido un negro, lo peor fue que buscaron al virtual sospechoso, hasta que los investigadores descubrieron la verdad. Lo mismo le paso a Chandler Stwart quién mató a su esposa embarazada.

Harris, el joven asesino de Columbine, le dio un tiro en la cabeza a otro estudiante por ser negro. Más de cien años atrás la historia era la misma, el Ku Klux Klan daba muerte a negros por el simple hecho de pertenecer a esa raza.

Cuando los primeros pobladores de Estados Unidos llegaron, persiguieron y exterminaron a muchas comunidades indígenas, simplemente por ser distintos a ellos; protegían sus acciones con la legalidad del porte de armas.

En Canadá mueren 165 personas en situaciones violentas, y allá los grupos raciales minoritarios representan el 13% de la población. Los canadienses tienen una larga historia como cazadores y se estima que circulan 7 millones de armas en su territorio, sin embargo no andan matándose por las calles ni en las escuelas.

La ciudad de Windssor, Canadá, está localizada al frente de Detroit y el último homicidio lo cometió un estadounidense con un arma de Minesota.

Los noticiarios canadienses, presentan siempre informaciones pertinentes, y evitan aquellas que tienen que ver con violencia, por eso muchos ni siquiera cierran con llave las puertas de sus casas.

Es posible observar el fenómeno norteamericano desde una perspectiva más generalizada; por ejemplo, en la misma comunidad dónde sucedió la masacre de Columbine, opera el mayor contratista militar del gobierno estadounidense. La Lockheed Martin produce los misiles balísticas intercontinentales Atlas y Titán.

“los misiles son para protegernos de un enemigo exterior” dijo un funcionario de la multimillonaria compañía de defensa, reiterando que “no podemos lanzar misiles porque estamos molestos con alguien”.

El mismo día en el que Klebold y Harris asesinaron a una maestra, la fuerza aérea de Estados Unidos realizó el mayor bombardeo de la guerra de Kosovo; 22 Misiles impactaron hospitales escuelas y residencias del poblado de Bogutavac.

En la base aérea de Denver exhiben con orgullo el avión bombardero B-52 que realizó el mayor ataque en Vietnam, en la noche buena de 1972.

En 1998 los Estados Unidos atacaron en Sudán una fábrica de armas, donde realmente se hacían aspirinas. En lo corrido desde 1991 hasta hoy, las bombas del tío Sam han dejado 500 mil niños muertos, de acuerdo a las investigaciones de la ONU.

Volviendo a los casos particulares, la libertad en EE. UU es tan amplia, que hasta un ciego puede realizar pruebas de tiro, y mantiene en su casa otros rifles de asalto.

La milicia de Michigan en una organización, civil que entrena militarmente ciudadanos y les presta asesoría; un dibujante perteneciente a ella, él posee un fusil M-16 cargado en su casa. Timothy McVeigh perteneció a la milicia de Michigan antes de cometer su delito, por el que pagó la pena capital.

En Littleton, Eric Harris y Dylan Klebold utilizaron pistolas de 9mm y otras armas semiautomáticas; en la misma ciudad donde creció Harris: Oscoda, vive un joven que preparó 20 litros de NAPALM (Químico altamente inflamable utilizado en la guerra de Vietnam), con la guía de un libro.

Es cierto que muchos culpan a la televisión y otros factores sociales, de las acciones violentas de los jóvenes, pero no se preguntan, si es posible que todo el problema radique en el fácil acceso a las armas.

Marilyn Manson, músico de rock pesado, ha sido sindicado muchas veces por los medios de comunicación, como el responsable de las terribles acciones de los últimos años, a lo que él responde: Ojalá yo tuviera más influencia que el presidente.

Las balas usadas en la preparatoria Columbine, fueron compradas en un almacén K-mart, y las armas fueron adquiridas legalmente en lugares autorizados. Richard Costaldo, aún tiene una de esas balas en su espalda, y se desplaza en silla de ruedas.

Otro joven, Mark Taylor, quiso comprobar si era posible pagar por todas las municiones de un local de K-mart; increíblemente no hubo ninguna restricción y pudo salir del sitio con todas las balas del stand de cacería, entre las que se encontraban municiones calibre 9mm como las que lo alcanzaron en el tiroteo de Columbine.

Por suerte días después la cadena K-mart considero los casos de Costaldo y Taylor y decidió retirar de la venta pública los artículos de cacería.

El pueblo de Flint, Michigan experimento otra parte del problema de las armas, cuando un niño de seis años mato a una compañera de la misma edad con un arma.

El niño permanecía en la casa de unos familiares, pues la situación económica de su madre era difícil; allí el infante encontró el revólver calibre 32 que llevo al colegio, y con el que terminó la vida de Kayla Rolland.

La mamá del pequeño trabaja a 250 Km. de Flint, en Aubur Hills, Oakland, una zona de adinerados. Tamara, la madre, mantenía dos trabajos que no le alcanzaban para pagar sus deudas, su única ayuda era estar inscrita en un programa de bienestar, que le colaboraba con el transporte.

En Oakland, Tamara trabajaba para la cadena de restaurantes de Dick Clark, que se beneficia de emplear personas inscritas en el plan de bienestar, pues con esto logra reducir sus pagos de impuestos.

Cuando al dueño de los restaurantes, le preguntaron sobre el caso, huyó despavorido sin prestar atención. Charlton Heston, no quiso responder, cuando le preguntaron sobre el caso de Flint, también se escapó de su entrevistador.

Muchos creen que por ahora la mejor solución es la del control de armas, pues el poder de fuego debe ser restringido, así evitar potenciales masacres como la Columbine, pues todo lo tuvieron al alcance de la mano.

James Nichols estuvo de acuerdo con el control, luego de que repreguntasen, si cualquier persona podría mantener plutonio en su casa. “Deben existir ciertas restricciones” dijo Nichols.

También es necesario realizar un cambio en la estructura de las noticias del país norteamericano, que permitan desmentir ese mito por el cual, la comunidad ve como los responsables de la delincuencia únicamente a los negros y a los latinos.

Con mayor lógica lo expuso el padre de familia de un niño muerto en Littleton: “Una pistola semiautomática, no es un articulo de caza, es inútil”. Por último la primera regla de las armas de fuego, y la más importante es que no son un juguete.


Texto agregado el 28-09-2004, y leído por 408 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
20-10-2004 Está claro que la violencia en la que estamos sumergidos y que entre todos generamos con esta cultura "a la defensiva", es un producto en el que intervienen muchos factores, entre los que tiene una gran relevancia el que tú muy bien y documentadamente señalas. Bravo por tu denuncia en defensa de las víctimas. Me has recordado a Galeano. azulada
29-09-2004 todos sabemos que se esta pudriendo por dentro... tal ves esa va hacer la causa de su destruccion... ojala que sea pronto Arcano20
 
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