Cuando pasó por la casa de Andrea, ella siempre está en la terraza, parece ser que sabe mis rutinas y la hora que pasó por la calle, es más, juraría que le agrada verme, no sé si le cause risa o sentimiento o tristeza. Lo único cierto es que me mira como si yo fuera un esqueleto, soy tan escuálido que cualquiera puede mirar mis huesos sin mayores esfuerzos. Un día de estos voy a comprarle un ramo de rosas y se lo voy a tirar desde la calle, como una formalidad por salir a verme pasar.
Ayer decidí no salir de mi casa, desde la terraza miré pasar el esqueleto de Andrea, alguien le había robado sus carnes, sus músculos, sus nervios, su imaginación, su voluntad; parecía un zombie, bajé por la escalera rápido, abrí la puerta y la alcancé, le entregué el ramo de flores que había prometido darle por verme pasar todos los días, la tome de su mano huesuda y nos dirigimos al cementerio.
AUTOR: PEDRO MORENO MORA |