Bbzzz! bzzz!
El endemoniado despertador, no hay manera de empezar bien el día con ese sonido.
Por otro lado sin ese desagradable despertar seguiría durmiendo, nunca se ha descansado lo suficiente.
No hay suficiente razón para salir de aquí, Me levanto me siento un zombi.
No quiero hacerlo, pero el cuerpo se mueve por voluntad propia estoy ausente, sigo en mis sueños.
Ni siquiera miro el espejo no hay nada quiera ver ahí.
Ya me conozco y no hay nada de que enorgullecerme en mi reflejo.
La vida avanza en modo automático.
Enajenado, soy un insecto, hago lo que la reina sociedad me impone, lo que la universidad me impuso, lo que el colegio impuso, lo que mis padres impusieron, este cascaron externo no soy yo.
Pero ya es tarde, hoy entiendo a Kafka. Soy una cucaracha gigante, un exoesqueleto que se apodero de mi vida y mi ser.
Me veo más alto y con la melena que me acompaño por años, lo que veo no es otra cosa que mi alma, que de gigante no cabe por completo en este diminuto cuerpo.
Mi cabello seguramente esta ahí para recordarme la mentira que hoy vivo.
De pie en el borde del acantilado, el viento sopla desde mi espalda.
Mi cabello danza junto al viento de la misma manera que lo hace mi abrigo. Aquellas líneas en mi rostro no es maquillaje; sino lagrimas que derramo en silencio por todo aquello que debo callar.
En el viento están las voces de siempre, aquel murmullo tantrico/metálico que me acompaña.
Se que es un sueño y lo disfruto.
Me lanzo al vacío, todo se vuelve negro, volando sobre un mar sin luna.
Mis alas negras cargan pesares, es un vuelo lento pesado.
La oscuridad lo envuelve todo, la lluvia, el frío.
Aprieto los dientes, sé que es un sueño pero, mis emociones me dominan.
Una vez en el suelo decido arrancarlas de raíz.
En las heridas abiertas fluye sangre, la que derramo sobre el montón de cartílagos y plumas.
Deseo el fuego y una pira se enciende, una hoguera cálida de luz blanca.
La luz crece y el calor dentro mío.
El fuego se convierte en un sol que acompaña mis pasos.
La sangre fluye, ya no es pesada ni oscura, ahora posee el rojo bello de un corazón alegre.
Camino y aunque mis pasos no dejan huellas, ahora el calor en mis entrañas me permite amar.
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