Cigarro en la boca.
Manos en los bolsillos, camina con paso calmo.
(Nada lo apresura)

El mundo entero huye del agua que cae de los cielos, del frío.
Él, tan solo mira la gente que pasa con ojos vacíos a su costado.
No deja de buscar el contacto con alguna otra alma viva.
(No lo logra)

Solo ve cuerpos avanzado muchos con paraguas, la lluvia está atacando la ciudad.
La disfruta, disfruta el frío que poco a poco se va apoderando de su ser.
Sus pies están secos, solo eso le importa.

No tiene apuro en llegar a su departamento, no puede llamarlo hogar; no lo siente como tal.

Este hombre salido de su trabajo camina con paso calmo a ni una aparte.
Nadie lo espera, no escucha música solo ruido.
El zumbido metálico de su cabeza que lo acompaña desde siempre.
Las micros que no importa que tan tecnológicas sean rugen como antiguos demonios.
Vendedores a la salida de las estaciones del metro, tacones altos, gritos.

El agua cae por su frente, empieza a caerle en los ojos, inhala fuerte, una de las cosas buenas de la lluvia es limpiar la ciudad; hace tiempo que no olía tan bien, fresca…

El frío le recuerda que está vivo, que si es capaz de sentir, que no es un autómata, ni un clon o un androide de alta tecnología, se ríe, porque aún podría estar atrapado en la matrix. Lo que lo hace caminar una cuadra más, (aquí no había pasado), ¿qué tan grande será la ciudad simulada por el ordenador? El semáforo en rojo una decisión caminar esperar el verde? ¿Girar? ¿A dónde?
se acaba el cigarrillo, un automovilista que paso se encargo de mojarle los zapatos... (¡mierda!)
Manos en los bolsillos, empapado, caminando lento a ni un sitio, pero feliz,
definitivamente esta vivo.