Tantas líneas, todos esos puntos tienen sentido. Yo lo sé. Una rayita delicadamente ensalzada y enlazada a su compañera, que no sé por qué se me ocurre que lo es (puede que no).
Y una mano acariciando el sentido que sé que sí.
Lleva tu huella y todas las otras del mundo (pero no lo piensa), presurosa, ebria de ansias.
Como no he podido entenderlas las guardo cuidadosamente en una cajita. Las junto al azar porque confío en que sepan entenderse y ordenarse. O yo lo haré algún día quizás. Si alcanza una vida para tanto, puede que sí.
A lo que duele no he podido encontrarle su debida utilidad. Y si es mi culpa, no es que me sea posible crear el punto final.
Con estas pocas certezas nunca se puede mucho y a nunca y mucho tampoco los comprendo.
Apenas intuyo las certezas, entonces es mi deseo dejar de llamarlas por tal nombre.
En una caja duermen las sobras de los sueños, los átomos que han sabido de vidas y de sol.
No los enjaulo, les regalo sus días. Sabrán si son futuro o disuelven la luz en otro charco que algún alguien seguro entenderá.