En este árbol en que el tiempo,
ha desgranado el tronco
volviéndolo áspero y oscuro,
he construido mi nido.
Pájaro solitario, ave descartada.
No me enaltecen enamorados ni poetas,
de mi humildad yo hago un apostolado,
con mi pobre y desteñido plumaje
me hago un traje
de indigente jornalero,
mientras me alimento de las sobras
de este mundo aún más pobre
que mi destino.

Simple gorrión sin compañera,
Solitario y relegado,
bebo de las fuentes de una plaza,
alimentándome de desperdicios.
sobreviviendo como ese jubilado
que me brinda todos los días sus migajas
identificándose con mi oscuridad.
Pájaro del montón, sin nombres altisonantes,
ni magnífica belleza.

Vuelo bajo entre estatuas y flores.
Árboles añosos.
Hamacas herrumbradas.
Cobarde arrugo mis alas
sin intentar el vuelo glorioso,
de especies más aventuradas.

No me atrapa ni el sol ni la luna.
No me subyugan las mariposas,
ni me glorifico en el bronce.

Revoloteo indiferente e ignorado
en esta plaza de olvidos,
dónde hasta los añosos tilos
mueren de pie,
como guerreros vencidos.


María Magdalena Gabetta