Gustavo es altivo, trabaja en la SIGEN : organización dedicada al rubro de las gestiones gubernamentales. Sus negocios son bastante aburridos, presentación de planos, habilitaciones, creación de comisiones, elaboración de presupuestos, licitaciones varias. Según el General Perón, que gobernó la Argentina, si quieren que un tema no sea tratado ni debatido, pues formen una Comisión y ya verán.
Gustavo tiene muchos contactos, y a todos hay que mantenerlos contentos, ya sea con dinero, regalos u otros servicios.
Por la zona de Tribunales funcionan departamentos, o locaciones, donde se reúnen los altos funcionarios de todos los niveles, CEOS de las empresas para departir con brillantes modelos, o promotoras. Se comparten fluidos carnales. Todo fluye con el alcohol. Regalos, ropa vistosa, además de conversaciones y charlas anecdóticas. Lo llamamos prostitución VIP.
Los stickers pegados en todas las calles lo muestran sin pudor alguno.
¿Acaso la libertad no es libre? ¿Acaso no se puede ofrecer servicios con un cuerpo femenino bien dotado?
¿Acaso no hay que alimentar a los niños que devienen de esas uniones tan lacerantes e ignominiosas? ¿Y mitigar el dolor de todas enfermedades y karmas provenientes de la exultante lujuria sexual?
Los que detentan el poder lo consolidan. Lo promueven. Lo soliviantan con denuedo.
Gustavo es experto en estas relaciones, y se ufana de ello.
Su porte es viril, pero está un poco cansado, de ejercerlo. Es que han pasado los años, y los medicamentos inventados por Pzifer ya hace algunos, solo le hacen efecto, en ciertas circunstancias.
Tambien corre la cocaína, el extasis, y drogas varias.
Nadie se inmuta, todo lo contrario, ocurre en el más subterráneo de los mundos. Los policías y comisarios también lo saben aceptan y reciben dadivas en consecuencia. Así se rige la sociedad.
Sería como la intranet.
¿Quiénes rigieron las sociedades tribales hace miles de años y como sobrevivieron?
¿O el neoliberalismo que ocupa mentes y coloniza pensamientos?

O la pornografía infantil, recién descubierta en el hospital Garraham de Buenos Aires.
Gustavo de tanto Sildenafil, tadalafilo, que ha tomado y mezclado con alcohol, vodka, champagne hace un rato que tirita en la alfombra mullida del departamento de la calle Lavalle.
Yace frío y demarcado.
_ Fue un paro, dice el parte médico.
Se archiva la causa. Y aquí no ha pasado nada.
Nada.