Caminaba como buscando algo…la ciudad lo atraía, desconocía sus calles, los transeúntes no llamaban su atención, eran gente extraña, él era un forastero que llegó por equivocación a un lugar aislado de su terruño.
Sin embargo flotaba en el aire un aroma subyugante…no, no estaba soñando, era la misma fragancia impregnada en sus fosas nasales que lo acompañaba…por supuesto…recapacitó, ¡era el perfume de Floren!, y al recordarla, el olor se impregnó más fuerte, no había duda alguna, ella se encontraba cerca…casualidad, suerte, destino….detuvo su andar, buscó donde sentarse, un banco a la entrada de una placita cercana fue su refugio temporario… debía recapacitar…esto era imposible, como si de un cuento fantasioso se tratara.
Lejos en el tiempo, recordó aquellos años de estudiante, años sencillos, sin preocupación y sin apuro, amigos por doquier, noches de insomnio antes de un examen, café y cigarrillos, bailes, salidas, paseos… encuentros y amores repentinos y de escasa duración.
Hasta que apareció en su camino, Floren…ahhhh…una alma distinta, sensible, llena de pureza, frágil como un capullo de algodón.
Y su vida cambió, nada era más importante que ella, su cercanía lo convertía en su guardián, evitaba que algo imprevisto le ocurra, y ella lo dejaba, lo consentía; una y otra vez explicaba que se sentía protegida, amada, dichosa de la relación que florecía entre ambos.
Estudios y amores no resultaron, y por esas cosas raras de la vida, sus caminos se separaron.
Sonidos musicales lo volvieron a la realidad, se levantó atraído por la música, comprobó que provenía de unos parlantes colocados a la entrada de un local agolpado de público, ¡¡LIQUIDACIÓN-Canciones de ayer y de siempre-LIQUIDACIÓN!! rezaba un inmenso cartel, se acercó y entró.
El interior del local arrebatado de personas, la música envolvía el ambiente invitando a disfrutar del momento.
Llenó el formulario con su pedido, le entregaron un número y se apartó a un costado, a la espera de su turno.
Una a una, canciones que alguna vez estuvieron de moda, incitación a escuchar y recordar, vivencias de un ayer que resistía ser olvidado.
Al escuchar su número, se acercó al mostrador, una mujer bonita sostenía un álbum en alto aguardando al comprador que lo había requerido, se cruzaron las miradas…
-¿Tu número es el 112?
-Sí, aquí lo tienes…que suerte la mía de encontrar lo pedido, mucho lo agradezco- No podía dejar de mirarla…ese rostro…esos ojos…
-Te diré que es el único en existencia, y es más, hace mucho que duerme en la estantería. Con seguridad te gusta Mocedades…
-Sí, es el grupo de mi preferencia, aún al paso de los años. ¿Lo conoces?
-En mis años de estudiante estaban de moda, pero…hoy en día no se componen temas tan románticos. ¿Te agrada alguna canción en especial?
-La verdad que pedí el álbum para poder escuchar nuevamente “Eres tú”, pues me trae agradables recuerdos. Con seguridad la habrás escuchado más de una vez…
Cuando la vendedora escuchó el nombre de la canción, dudó unos instantes, miró a los ojos al hombre que tenía en frente, balbuceó unas palabras…imposible, no podía ser cierto…
-¿Arturo?... ¿eres tú? ¡No lo creo!
-Floren….si soy yo, ¿no me olvidaste?
Ella caminó unos pasos, salió fuera del mostrador y volvió para enfrentarlo…se unieron en un efusivo abrazo… el público quedó asombrado por esta situación un poco fuera de lo común, inclusive hubo algunos que arriesgaron unos aplausos.
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Y ahí los dejamos…lo que sigue pertenece a otro cuento.
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*Registrado/Safecreative N°1807107677963
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