Agustina

Todos los viernes tomo el tren Sarmiento para visitar a mi nieta. En el andén hay una criatura que a su vez lleva a otra criatura. La mas pequeña deambula descalza, es un niño de no más de dos añitos, travieso y juguetón. Le miro la cara a su madre y no pasa de los 14 años. Luego al subir le pone las zapatillas pequeñas, muy pequeñas
Subimos juntas al tren que se va acercando. Cuando me siento me da una estampita ‘escritas en papelitos desgastados e inútiles “Necesito ayuda para alimentar a mi hijo…”
Le sostengo la mano y le doy un billete.
Al próximo viernes la encuentro de nuevo. Se llama Agustina y le gusta viajar en tren, me dice que la gente es muy amable, y no sabe el por que
Yo la miro desde lo hondo y asiento que para sobrevivir tenès que acostumbrarte a tener paciencia en el tren Sarmiento.