Pedí una rosa, me dieron un jardín,
pedí una amistad, me dieron tu amor,
conseguí tu amor y me dieron la vida.
Estas palabras transcriben una pequeña parte de mis profundos sentimientos hacia ti pues ni con el más amplio vocabulario se podría expresar.
Desde que te conocí supe que por primera vez en mi vida iba a ser feliz, que eras alguien especial que llenaría mis horas, horas con cariño y amistad. Entonces, sin entender cómo, empezaste a ganarte mi amor, el cual comenzó a crecer cada segundo. A los pocos días, me dí cuenta que me había enamorado. El amarte me ha hecho darme cuenta que yo jamás me había enamorado ni querido a nadie, pues apenas he sentido la millonésima parte de lo que me haces sentir. Mis ojos brillan con tan solo pensar en ti, y de esta forma, cómo no quererte con tu sola presencia, cómo no amarte en tu ausencia, cómo no desearte con solo escuchar tu nombre. Te amo tanto que temo perderte. Por ello, me asusta enérgicamente la sola idea de perderte, de ya no poder amarte ni acariciarte más.
Te aseguro que si no existieras yo te inventaría. Porque eres la persona con quien siempre había soñado. Lo sé. Lo siento dentro de mí.
Me gustaría algún día ser capaz de expresarte mis sentimientos en persona pero realmente es difícil. Te amo tanto que tus palabras son algo más, tus pensamientos alcanzan mi ser. Si quisieras, una palabra tuya podría matarme. De momento, sólo puedo de este modo.
Quizás no sea capaz por la gran fuerza de mi amor hacia ti o cobardía, no lo sé. Se me amarra la lengua y lloro destendida por tu amor, que supera mi razón. Seguramente, en algún instante con las circunstancias adecuadas, las palabras fluyan por sí mismas sin temor a no ser correspondidas con tanta fuerza como tienen mis emociones a tu lado, mi amor hacia tu persona, mi deseo por tu cuerpo...
Te echo de menos a cada segundo que no estás junto a mí, que no me abrazas. Tu armoniosa voz llena mi corazón.
En la soledad de mi noche la pena es más larga. La ausencia de tus caricias y miradas, lo suple tu recuerdo que se pasea por mi habitación cuando se acerca la oscuridad. Entonces una mirada triste desocada en los cristales ansía tu vuelta para siempre.
El poder compartir todas las noches con la persona que me dió la vida. Llenar mi existencia con tu pasión, encendiendo mi fuego y más tarde calentarnos en él hasta quedar tiernamente rendidos.
Acomodar el sueño en tu pecho pudiendo así descansar plaácidamente a tu lado. Ver juntos el eterno amanecer. Que mis latidos se comuniquen con los tuyos eternamente. Tal vez nosotros ya nos les escuchemos pero incluso después de muertos, mi corazón seguirá suspirando por el tuyo. En el frío y en el calor, luz y oscuridad, siempre abrazados.
Sé que necesito el corazón para vivir,
pero más necesito a quien lo hace latir.
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