A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
Kenya, el país del Africa Oriental, donde se encuentra el esplendor de la sabana, en el cráter del Ngorongo, cerca del Kilimanjaro o en la reserva de los Massai. Ese lugar repleto de elefantes, jirafas, rinocerontes cebras, antílopes, leones, leopardos, hienas, facóqueros, gacelas, suricatas, papiones, y cientos de especies animales en su estado original y salvaje.
Los protagonistas de nuestra historia, el empresario corrupto Matías Garfunkel y su esposa, la muy putona Victoria Vanucci, estaban allí recorriendo la sabana, y no precisamente en un safari fotográfico… una cacería donde cuanto más peligroso era el animal, más dinero ganaban…
“La Aventura Peligrosa” le llamaban…
19.500 dólares por matar a un león… sí… era lo que ellos debían pagar al Estado de Kenya si mataban en una furtiva cacería a esta especie…
Garfunkel decidido a todo no dudo… y con armas propia de una guerra disparo contra un ejemplar macho de León dándole directamente en el cerebro… rato después Garfunkel y Vanucci posaron en fotos junto al león muerto, llevándoselo de trofeo…
Publicaron las fotos en twitter e Instagram provocando toda clase de críticas, al punto que Garfunkel tuvo que salir a pedir disculpas…
Esa noche, los Massai, un pueblo nativo del Africa Oriental, realizaron un extraño rito donde en apariencia homenajeaban a Garfunkel y a Vanucci, pero en realidad estaban practicando otra clase de conjuros…
En su lengua, inentendible para Vanucci y Garfukel, los nativos decían:
“Oh, León, oh, espíritu de la sabana, serás vengado y ellos su crimen pagaran”. Los nativos bailaban y danzaban alrededor de los visitantes que no entendían nada, solo gozaban del trofeo.
El hechicero principal de los Massai se paró frente a Vanucci y le dijo:
- Oun yoo wa ni ọdọ nipasẹ apaniyan kan ati pe oun yoo kú pẹlu ẹjẹ rẹ ni ẹṣẹ ati pe ẹgan yi yoo san.
Garfunkel le preguntó al traductor:
- ¿Qué dijo este grone?
- Bendiciones – dijo el español que oficializaba de traductor – Bendiciones para todos, feliz regreso a casa, y los quieren de regreso a la sabana. Si estuviera en mi Barcelona natal os lo diría en mi bella lengua catalana “Benediccions per a tothom, feliç tornada a casa, i els volen de tornada a la sabana”. Y mi primo Andoni Gonarreabeitía, vasco de Bilbao, os diría en euskera “Bedeinkatu guztiei, zoriontsu etxera itzultzeko, eta sabana itzuli nahi dute”. Y Manolo, mi primo que vive en A Coruña, en las rías altas de Galicia, os diría mientras baila una munheira “Bendicións para todos, feliz regreso a casa, e queren volver á sabana”.
- Este gallego nos esta verseando – le dijo Vanucci a Garfunkel – mejor vamos a coger, ya tengo las bolas llenas de todos estos negros que están bailando alrededor nuestro.
Pasaron un par de semanas, ya de regreso a Buenos Aires, en la lujosa mansión que compartían, en el centro del salón principal, Garfunkel puso como trofeo, la cabeza y la melena del león, con toda su piel desplegada ocupando toda la pared.
- Como nos criticó la gilada.
- Sí, todos esos conservacionistas de animales. Pero no importa vencimos y venceremos.
Garfunkel y Vanucci fueron a un evento aquella noche, tan ocupados estaban en su vida de lujuria y excesos, que no se dieran cuenta que un negro se les cruzó por el camino y dijo en voz alta:
- Uya kubulawa ushizi uya kukuphosa.
Llegaron a un evento donde había varios ex futbolistas. Vanucci tenía miedo de que entre estos estuviera el Ogro Fabbiani, su antigua pareja, pero se tranquilizó al no verlo. Al que si reconoció fue al mítico Carlos “Chiquito” Bossio, el legendario arquero de Belgrano, Estúdiantes y Lanús.
- Vaya, vaya – pensó Vanucci al ver a Bossio, antiguo compañero de Fabbiani – siempre me acuerdo de ese chabón, que olor a Queso que tenía en los pies...
Bossio estaba disfrutando de unos buenos Quesos en la gigantesca picada que servían allí… se dio cuenta que Vanucci lo estaba mirando…
La mina se acercó a Carlos y le dijo:
- Hola. ¿Cómo estas Chiquito Bossio?
- Hola. ¿Vos sos Victoria Vanucci no?
- Sí, Chiquito.
- Carlos, decime Carlos.
- Bueno, Carlos, sí soy yo.
- Sí estabas de safari en Africa.
- Ya volví. Dale, vení, siempre admire tu cuerpo y en especial tus pies, quiero que me cojas bien cogida…
- ¿Me estas hablando en serio?
- Por supuesto.
- Alla esta mi marido.
- Un judío de mierda al que le estoy sacando toda la guita. Ya vendrá algún comando palestino y me dejará viuda. Ja, ja, ja…
- Vaya que observación tan curiosa has hecho nena…
- Dale Chiquito, si queres coges venite conmigo a mi mansión, esta fiesta es una cagada.
- Bueno, vamos.
Otra vez se cruzó un negro y dijo:
- O gaghị enwe ụtụtụ ọhụrụ maka nwa agbọghọ na-asọ oyi ka nnukwu kese ga-egbu gị
Rato después Bossio y Vanucci estaban en la mansión. A Carlos le llamó la atención el león allí exhibido…
- Ese es el león que mataron en Africa.
- Así, sí, es ese…
- Te voy a coger como el espíritu del león.
- ¿Qué?
Así fue que Bossio se puso la melena del león sobre la cabeza y de esa manera cogió con Vanucci. El sexo que tuvieron es algo indescriptible, de alto voltaje. Por supuesto que también jugaron a los pies, algo que a Bossio le encantaba. La mina olió, besó, lamió y chupó los olorosos pies de Carlos que apestaban. Primero el izquierdo, luego el derecho. Después cogieron.
Cuando terminaron, Bossio le dijo a Vanucci:
- La hemos pasado muy bien.
- Muy bien, bonito, muy bien.
- Voy al baño.
Bossio fue al baño. Hizo lo que tenía que hacer y después se puso los guantes negros, y de entre sus pertenencias, una gran mochila que había llevado, sacó un cuchillo de gran tamaño, el cuchillo más grande que existe, y también un Queso de enormes proporcionales.
Bossio salió del baño, y se acercó a Vanucci, que quedó extrañada y asustada a la vez al ver a Bossio con el cuchillo en la mano.
- ¿Qué ocurre Carlos?
- Soy el Quesón. Asesiné a muchas minas. ¿Quién te pensas que asesinó a Ingrid Grudke? ¿O a Belen Francese, o a Karina Mazzocco?
- ¿Fuistes vos Carlos?
- Fui yo.
- ¿Y también a Valeria Mazza?
- No, a Valeria Mazza la asesinó Carlos Delfino. Soy un Quesón, pero no el único, hay varios. Yo soy uno de ellos. El más importante, pero uno, el más sanguinario, el más asesino…
- No me asesines Carlos, por favor – pidió Vanucci mientras pedía clemencia arrodillada.
- No le diste clemencia al león. Ahora recibirás tu castigo.
- ¡Nooooooooooooo! – gritó Vanucci.
Carlos Bossio atacó a Vanucci con el cuchillo. Carlos levantó el cuchillo y lo hundió en el estomágo de Victoria. Le aplicó un corte de derecha a izquierda, después otro corte de izquierda a derecha, después un cuchillazo en el pecho, y otros dos cortes, después un corte profundo en el cuello… esta vez batió el record de cuchillazos… la siguió apuñalando hasta superar las 180 puñaladas con cortes en todo el cuerpo.
Debió usar cinco cuchillos, todos enormes, cuando terminó, el asesino le tiró el Queso, esta vez sobre el cadáver…
- Queso - dijo en voz fuerte el asesino.
Acababa de asesinar a Victoria Vanucci, cuyo cadáver estaba ahí todo ensangrentado, cuando de repente en el lugar apareció Matías Garfunkel. Carlos Bossio todavía tenía el cuchillo ensangrentado en sus manos, mientras la sangre inundaba todo el salón.
- ¡Noooo! – gritó Garfunkel aterrorizado al ver que su esposa había sido asesinada - ¡Nooo! ¡La mataste! ¡La mataste!
- Era una hija de puta. Dijo que vos sos un judío de mierda y que un comando palestino iba a venir a matarte así ella te quedaba con toda la guita.
- ¡Noooo! ¡Me estas mintiendo! ¡La mataste!
- Sí, la mate. Pero ella iba a matarte a vos pelotudo. El comando Yasser Arafat viene por vos, imbécil.
- Asesiname a mí también Bossio.
- Yo no asesinó hombres
- Esto no te saldrá gratis, Bossio – dijo Garfunkel – te lo aseguró. Asesinaste a mi mujer, me dejaste viudo, pero ahora yo te voy a coger a vos, y te voy a dejar “Chiquito”, así te decían cuando jugabas al fútbol…
- Mi cuerpo es incorruptible – contestó Carlos– jamás seré sodomizado y menos por vos, Garfunkel.
- “Sodomizado” ja ja, ahora te volvistes bíblico Bossio y haces referencia a Sodoma y Gomorra…
Garfunkel se acercaba a Bossio como una furia, que por primera vez en su sanguinaria carrera como asesino se sintió intimidado, aunque siempre tenía el cuchillo en sus manos. De repente, como salido de la nada, en la habitación apareció el negro. El mismo negro…
- Ubulungisa bubuyiselwe ingonyama – dijo el negro.
- ¡¡¡El Massssaaiiiii!!! – exclamó Garfunkel.
Y de repente, en castellano, el negro afirmó:
- El Quesón vengó al león. Justicia. Y ahora vengo por ti, Garfunkel.
- Yo mejor me voy – dijo Carlos Bossio – debo seguir tirando Quesos.
- Así es. Eres un Quesón. Y tu destino es tirar Quesos y quesonear minas. Sigue tu camino.
Bossio dio media vuelta y se fue. El Negro lo miró a Garfunkel:
- El espíritu de la sabana ha sido violentado y quebrado. No eres un digno hijo del pueblo de Israel. El rey Salomón visitó a nuestro pueblo hace muchos siglos y nos trajo bendiciones. Tu eres un traidor. El pueblo de Abraham, Isaac y Jacob no te merecen.
- ¿Me mataran a mí también?
- No. Vivirás. Pero con la venganza de la sabana en tu cuerpo.
- ¿Me vas a coger, negro?
- No. Sodoma y Gomorra ya han sido destruídas. El espíritu de la sabana vendrá por ti.
Y de repente, en la habitación, apareció una tropilla de elefantes africanos, que se cogieron a Garfunkel…
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
In the jungle, the mighty jungle
The lion sleeps tonight
In the jungle the quiet jungle
The lion sleeps tonight
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
Near the village the peaceful village
The lion sleeps tonight
Near the village the quiet village
The lion sleeps tonight
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
Hush my darling don't fear my darling
The lion sleeps tonight
Hush my darling don't fear my darling
The lion sleeps tonight
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
A-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh, a-weema-weh
|