Me desprendo de tu costado
y te observo dormido,
nómada de mi cuerpo,
montado en los corceles
que tiran del carro de tus sueños,
deslizándote raudo entre quimeras
que iluminan tu rostro calmo,
mientras un rayo dorado,
asomándose entre el follaje,
te acaricia voluptuoso.
Imagino un querubín que te vigila
protegiéndote en ese viaje
en que tu mente se expande,
arrebatando tus sentidos.
Por un instante siento el deseo
de ser tan solo un sueño,
mujer de humo, intangible musa,
para ingresar sigilosa en tu mente,
y alinear mi vuelo con tu vuelo.
De pronto..
un suspiro de tu boca,
me estremece...
es mi nombre,
confundido con tu aliento,
silenciosa regreso a tu costado,
me abrazo a tu cadera,
y aguardo tu regreso.
María Magdalena Gabetta
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