| Estando en tierra, sentía la humedad, el calor,
 la oscuridad
 Sentía que lo comprendía todo.
 
 Un día
 cuando comencé a crecer,
 y las ramas de mi tronco,
 se alejaron de la tierra,
 pude comprender muchas cosas,
 que nunca había comprendido;
 ni tampoco imagine.
 
 Pude ver a lo lejos,
 que no todo era árboles y tierra,
 que también había otras cosas.
 
 Tampoco los árboles eran iguales.
 Mientras que unos regalaban
 su desnudez al frío,
 otros daban su calor a las aves.
 
 Cuando nuevos árboles crecieron,
 sus copas, a veces frondosas,
 se unieron a la mía,
 y juntos formamos una alfombra
 que les tapo la luz a los siguientes,
 esos que venían detrás nuestro,
 pero nosotros no lo vimos,
 enceguecidos por alguna luz.
 
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