Miente
y se retuerce la mentira quebrada en su razón
corcoveando la duda que cabalga en sus pupilas
la verdad se desangra crucificada en su pecho
me dibuja una mueca que se enreda entre nadas.


Y al tratar de explicármelo todo, no me ha dicho nada y nerviosa y traicionada a sí misma por esta confusión de su alma, continúa hilvanando palabras vacías para rellenar el espacio amplio de su turbación.


Oculta
en esa boca que arpegiaba deseos
su sonrisa azul disfraza recuerdos
en su mente avienta páginas vacías
son insectos grises planeando el ocaso.


Me duele más que este momento doloroso, los hermosos recuerdos vividos en toda su plenitud. Descubro en su mirada una hojarasca de dudas, intuyo esos pájaros cenicientos que me oculta y que pugnan por volar a distintos ramajes y empecinados, entienden que a mi mirada están despojados de plumas y de alma.



Calla
el aroma y la rosa de su verbo prodigioso
se revuelve la noche en sus paños funerarios
se amotinan sus labios sellados en su porfía
una espada filosa me ha rasgado el pecho.


Y su silencio se confunde con la imaginada melodía de su risa y el cascabel de sus palabras que se pierden en contubernio de sombras, mientras mi alma solloza porque la considero perdida para siempre, aun estando inscrita a fuego en este músculo traicionero que ahora se desangra.

Sólo el rechinar de la puerta tras su despedida es lo más elocuente que oigo en esta miseria que ya se comienza a decantar.