Marcos Quispe en los primeros años de escuela, estudio en un colegio público, la situación económica de sus padres mejores, eran dos comerciantes en un gran mercado central, que decidieron matricularlo en un colegio privado, porque ellos siempre han creído que una buena educación es una buena inversión. Los primeros meses fue difícil para Marcos para adaptarse, porque había niños que se burlaban de su forma de hablar porque su familia era oriunda de Ayacucho, se burlaban de su color de piel. Pero poco a poco empezó a tener amigos. Un día, con sus nuevos amigos, planearon visitar una piscina que pertenecía al Municipio del distrito de Surco, que era donde estudiaban, el colegio privado no quedaba donde vivía Marcos, era otro distrito muy diferente a San Juan de Lurigancho donde Marcos vivía con su familia, cuando estaban a punto de entrar un guardia de seguridad, detuvo al grupo e indico que todos podían entrar menos Marcos, él no entendía por qué, pregunto, el guardia le señalo un letrero que decía “SE RESERVA EL DERECHO DE ADMISIÓN”, Marcos se quedó triste y confundido, pensando cual era la diferente entre él y sus compañeros, lo único que logro concluir que era por su color de piel. Algunos de sus compañeros lo dejaron atrás, otros trataron de increparle al guardia, pero no lograron mucho. Marcos le increpo diciéndole que como se atrevía a discriminarme por su color de piel, si él tenía la misma piel que él, el guardia le dije que él solo cumplía órdenes. Así que el guardia le dijo que no volviera por ahí. Los compañeros que se quedaron con Marcos, tratando de animarlo y lo llevaron al parque. Marcos esa noche no pudo dormir, no quiso cenar ni contarle a sus padres. En la escuela andaba callado y aislado.
Llego el fin de semana, Marcos se acercó esos compañeros que se quedaron con él hasta el final y les propuso ir a la piscina, algunos se sorprendieron, Renata, la compañera más blanca del grupo le dijo:
-Pero Marcos, el guardia de seguridad te dijo que no podías volver ahí.
-Yo iré y si él no me deja pasar, lo amenazaré con decirle a mis padres. ¿Están conmigo o no?-Hubo un minuto de silencio y después el grupo de cinco al unísono dijeron: Estamos contigo. Y así se hizo, el guardia de seguridad otra vez detuvo el paso del pequeño grupo, y repitió lo mismo. Marcos lleno de valor le dijo:
-Si Usted no me deja entrar, traeré a mis padres. A lo que el guardia de seguridad le dijo: Así me traigas al Presidente de la Nación no te dejaré entrar, pues en esta piscina se reserva el derecho de admisión.
Fue así como Marcos decidió contarles todo a sus padres, ellos al día siguiente lo acompañaron, sus compañeros contaron a sus padres y fueron con los señores Quispe. Se presentaron frente al guardia de seguridad para exigir explicación de su proceder. Él repitió lo mismo, cuando los Quispe empezaron a reclamar, el guardia de seguridad les pregunto si eran del distrito, los Quispe respondieron que no, entonces el guardia dijo con mucha más razón el niño no podía entrar, ahí intervinieron los padres de sus compañeros que si vivían en Surco, que los Quispe y Marcos eran sus invitados, el guardia de seguridad dijo que eso no podía ser que eso no estaba permitido. Exigieron hablar con su superior y este les confirmo lo mismo. Todos se fueron algo derrotados. Marcos otra vez se quedó callado, pensativo.
Una tarde que sus compañeros le dijeron para ir a jugar al parque, él acepto, en eso que estaban jugando con la pelota, vio a otros niños en el parque, dejo a sus amigos y se acercó a ellos, sus compañeros no entendían que estaba pasando. Cuando volvió, les dijo a sus compañeros:
-Este fin de semana iremos a la piscina con mis nuevos amigos.
Fue así como Marcos regresaba con sus compañeros a la piscina, el guardia seguridad los detuvo otra vez y dijo:
-Ya te he dicho que tú no puedes entrar aquí.-Marcos silva, voltea y dice:
-¿Y ellos?-Aparecen más niños del mismo color de piel que Marcos.-Ellos viven aquí. ¿Me vas a decir que no los va a dejar entrar a ellos también o es algo personal contra mí?-El guardia de seguridad dudo un momento.
Pero esta vez acepto dejar entrar a todos. Marcos sonriente y victorioso mientras cruzaba la entrada con sus compañeros, voltea mira al guardia de seguridad y le dice:
-Si usted desea, también puede venir, porque en la piscina donde voy no se reserva el derecho de admisión.
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