Aunque su documento seguía diciendo que se llamaba Valeria, y ella misma se hacía llamar Ravelia en las redes sociales, sentía que su nombre había perdido la identidad y el mundo solo la reconocía por su apodo, ella simplemente “la Quesona”, así le decían los hombres a los que había conocido en las redes sociales, había seducido con su delirante juego del fetichismo pies, y los había terminado asesinando, como Fabricio Maximiliano Miranda o el rapero José Carlos Verano Morón.
“La Quesona” fetichista de los pies, loca, obsesiva y asesina serial de hombres, con una lista de tipos asesinados que superaba la veintena, usando a veces su cuchillo, a veces su revolver con silenciador, a veces sus técnicas para estrangularlos o asfixiarlos, pero siempre usando su seducción irresistible, el placer sexual que le daba a los hombres, el fetichismo de los pies, y por supuesto arrojando un Queso sobre el cadáver de cada hombre que asesinaba.
La Quesona se encontraba plácidamente en su ciudad, Mar del Plata, publicando frases en twitter y fotos en Instagram, que eran siempre lo mismo, mandándoles mensajes a los basquetbolistas Carlos Delfino y Carlos Sandes, de quien estaba profundamente enamorada, buscando algún chabón al que fastidiar un poco por las redes, enviarle fotos, insistir con que le mandara fotos de los pies, amenazarlo con asesinarlo, para finalmente llevarlo a la cama, jugar a los pies, tener sexo, asesinarlo y tirarle un Queso.
- ¿Quién será mi próxima víctima? – pensaba la Quesona.
Barajaba tres opciones: un joven de unos veintipico de años llamado Rodrigo, que le mandaba fotos de los pies, con cara de ratoncito, no le convencía mucho; otro, colombiano, radicado en Argentina, llamado Josh Torres, que le mandaba cuentos y estaba escribiendo una novela sobre ella (“El Demonio y la Asesina”) por entregas en Wattpad; el tercero era David Miranda, un amigo de Bernabé Velazquez (el seudónimo en las redes de Carlos Sebastián Beneitez, el Quesón de Pehuajo, socio en el crimen y amante de Ravelia) también conocido del asesinado Imigrante Rap, pero este David le parecía un tipo muy boludo, demasiado boludo, una presa fácil…
Ravelia pensaba que si estaba ante David Miranda, le iba a terminar disparando directamente, sin tener sexo previo ni jugar a los pies, de tan idiota que era este David, muy idiota, le había mandado un par de amenazas por twitter… sí a @DavidMiranda92. Por ahora no lo asesinaría: ya tenía un Miranda en su haber, Fabricio Maximiliano Miranda, el entrerriano que tanto la acosaba por twitter en el invierno de 2015 y al que despachó de una decena de balazos, en una visita a Paraná, después de un gran fiesta de pies, queso y sexo.
Fabricio Miranda fue el que tuiteó “Queso es una palabra muy fuerte”, y esa fue precisamente la última palabra que escuchó pues la Quesona le descargó la decena de balas mientras decía “Queso, Queso, Queso” por cada balazo que disparaba.
Estaba la Quesona viendo el tuiter y el Instagram sin saber realmente que hacer… hasta que vio una noticia que la impactó… ¡Ashton Kutcher estaba en Buenos Aires! ¡Sí Ashton Kutcher! Claro, estaba en Buenos Aires, pero ella estaba en Mar del Plata… ¿Algún inconveniente?
Ninguno… armó un bolso, metió un Queso en el mismo, un gran cuchillo, el revolver con silenciador, sogas, éter, y unas medias, y se dirigió rápidamente a la estación de micros, sacaría el primer boleto que tendría disponible. Así fue, llegó a Buenos Aires, y se dirigió al hotel de Puerto Madero donde estaba Ashton Kutcher…
- Lo asesinaré – dijo en voz alta la Quesona - pudo haber sido un Charles, ahí le perdonaría la vida, no asesinó a ningún Carlos ni Charles, que se llamen así de primer nombre claro, sí si lo tienen como segundo nombre, como el Imigrante Rap, ja, ja.
La Quesona recordaba que en un reportaje, Ashton Kutcher, dijo que sus padres estuvieron a punto de ponerle Charles. “Nací en 1978, mis padres iban a ponerme Charles Ashton Kutcher, ese iba a ser mi nombre, pero justo ese día en el lugar donde nací alguien hizo un comentario desafortunado sobre Charles Manson y Charles Starkweather, famosos asesinos seriales, y parece que era como ponerme el nombre de un asesino, entonces me lo cambiaron a Christopher, si, por Christopher Reeves, el actor que hizo de Superman en los 70 y 80, entonces nací como Christopher Ashton Kutcher, una pena, hubiera sido un gran Charles, la vida es así”.
La Quesona leyó el reportaje: lo tenía guardado en su celular. “No solo no fue un Charles, sino que traicionó a un Carlos, a Carlos Estevez, a Charlie Sheen, cuando lo reemplazó en esa serie, traidor por partida doble, los Quesones me lo agradecerán eternamente, se que mi amigo Beneitez le encantará esto”.
“Pintaba para gran actor de cine, con esas comedias que hizo en los 2000 y ese papelazo en El Efecto Mariposa, gran película, pero despues se perdió haciendo esas series pelotudas, un desperdicio” pensaba la Quesona sobre Ashton Kutcher.
Estaba llegando al Hotel de Puerto Madero donde estaba Ashton cuando la Quesona le mandó un tuiter a @DavidMirand92 “Seguí disfrutando de la vida, ya te asesinaré, hoy le tocó el turno a Ashton Kutcher”. El susodicho solo respondió “Ese tuiter es retrucho, nadie conoce a esa loca”.
La Quesona ingresó al hotel, debía llegar a la habitación donde estaba Ashton… ¿Cuál sería? ¿Cómo llegar hasta ahí? De repente, ante ella, casi como una sorpresa… sí era el… ¡Ashton Kutcher!
- Hola Ashton, ¿Me firmas un autógrafo?
Los guardaespaldas rodearon a la Quesona, esta parecía dispuesta a asesinarlos como Elektra asesina, el personaje de Marvel, pero Ashton intervinó:
- Tranquilo muchachos, quiere un autógrafo, le daré un autógrafo.
- ¡Qué bien que habla el castellano! ¡Qué raro! – pensó la Quesona escuchando la tonada porteña de Kutcher.
- Lo aprendí estos días, pebeta – dijo Kutcher hablando como un tanguero - ¿Cómo te llamas, che papusa?
- La Quesona, así me conocen todos. ¿Podes firmar “Para la Quesona Asesina de Ashton Kutcher”?
- Perfecto, ja, ja, muy divertido – señaló Kutcher – Qué linda que sos. ¿Tenes algo para hacer en estas dos horas? Te invitó a mi habitación.
- Sí, quiero ir – dijo la Quesona, pensando “que fácil había sido todo”.
- Voy a estar ocupado por dos horas – le dijo Ashton a los guardaespaldas.
Subieron a la habitación, la suite principal del hotel, Ashton quedó desnudo ante la Quesona, totalmente, los pies eran muy grandes, y eran muy sudados, muy sudados… olían fuerte, muy fuerte, de una manera apestante e intensa.
- ¿Queres olerlos no? – dijo Ashton viendo que la Quesona lo miraba sin parar, pero no a su cuerpo, sino a los pies.
- Siiiiiiiiiiiiiii – dijo la Quesona, que se tiró a los pies de Kutcher, para empezar a olerlos, besarlos, chuparlos, lamerlos, una y otra vez.
La Quesona vio los pies de Ashton... sabía que tenía dedos pegados, un defecto de nacimiento, pero no vio eso ahora.
- Me operé, mira si iba a seguir con esos dos dedos pegados.
- Ja, ja - río la Quesona - tenes razón Ashton.
La Quesona le empezó a hacer cosquillas en los pies, las cosquillas se extendieron a todo el cuerpo, despues ella le puso los pies encima, el empezó a chupárselos, lamerlos, besarlos, olerlos, le puso los dedos en las tetas, la concha, el culo, fueron al baño, se dieron una ducha juntos, con gran toqueteo en todos lados, la Quesona no lo podía creer, salieron del baño, se volvieron a acostar…
La Quesona tomó el gran Queso que había llevado y dotada de una gran fuerza lo tiró sobre el cuerpo de Ashton, ella agarro el cuchillo, con sus guantes y se acercó a el…
- Tranquilo – le dijo la Quesona – es para cortar el Queso, ja, ja.
- Corta el Queso, Quesona.
La Quesona comenzó a cortar el Queso encima de Ashton, el Queso se convirtió en cubos, que caían como una lluvia de cubos de Queso encima de Ashton, una y otra vez, ahí fue cuando rodeados de Queso, Ashton la penetró por la vagina, en forma suave pero intensa… Ravelia sintió que no habría más placer que ese… cogieron en forma intensa y apasionada.
Al terminar, con Ashton rodeado por cubos de Queso por todos lados, la Quesona agarró el cuchillo, se fue acercando lentamente hacia Ashton con la idea de tirarse sobre el y apuñalarlo salvajemente, pero rápidamente este se levantó de la cama, desnudo como estaba, y le dijo a la Quesona:
- Tocaré una pieza de piano para vos, Quesona.
La Quesona escondió el cuchillo, y Ashton fue al piano, comenzó a tocar la Sonata de la Luna de Beethoven. La Quesona, cuchillo en mano, se fue acercando de espaldas hacia el, levantó el cuchillo y ¡raaaaajjjjjjjjjjjjjjjj! Se lo hundió profundamente en la nuca, hasta llegar al mango, saliéndole la punta del cuchillo por adelante. Ashton Kutcher quedó ahí muerto, asesinado de un vil cuchillazo por la espalda, por la nuca, la Quesona agarró el Queso, un segundo Queso, y lo tiró sobre el cadáver de Ashton.
- #Queso. Ashton Kutcher – dijo la Quesona.
Fiel a sus costumbres, la Quesona agarró los zapatos de su víctima para llevárselos como trofeo. Tras arreglarse un poco la ropa, la Quesona salió de la habitación. Le llamó la atención la total falta de guardaespaldas y de personal de seguridad. Pero pudo escapar sin problemas. Salió del hotel, de Puerto Madero, y se fue a caminar por la avenida Corrientes. Entró a un bar para tomar algo.
Comenzó a distenderse, pensaba que había cometido un gran asesinato, le hubiera gustado apuñalarlo salvajemente, pero bueno darle una sola cuchillada, pero dejando una escena bien plantada, con el cadáver de Ashton sobre el piano con el cuchillo clavado en la nuca, el Queso, los dados de Queso, era una buena escena, sin duda. Estaba contenta, muy contenta.
Observó la pantalla de TV, decía en Vivo. Sabía que TN estaba de luto después del triple crimen de Luciana Geuna, Sandra Borghi y Maru Duffard. La Quesona vio la pantalla, leyó lo que decía…
“Ashton Kutcher en la cancha de River” leyó la Quesona “ja, ja, en apenas una hora encontrarán su cadáver quesoneado, ja, ja”.
La Quesona volvió a ver la pantalla “Vivo” decía.
“¡No puede ser! ¡Sí acabo de asesinarlo!” pensó la Quesona, mientras esperaba a desesperarse. Escuchó pasar unos patrulleros por la avenida Corrientes, en uno de ellos llegó a divisar al Comisario Miguel, un viejo conocido suyo, y a su ayudante, el oficial Carlos Gabriel Cáceres.
“Estan yendo para allá, ahora descubrirán el cadáver de Ashton, lo sé, ja, ja, que conmoción verlo con un cuchillo clavado y ese Queso al lado”.
La Quesona siguió en el bar disfrutando de unos buenos tragos, mas distendida después de ver los patrulleros, vio pasar otro auto, con urgencia, iba el Fiscal Carlos Gonella…
- Las veces que cogí con el – pensó la Quesona – debo ser la única mujer viva que cogió con el y puede contarlo, las demás están todas muertas, asesinadas por el.
La pantalla de TN ya no hablaba de Kutcher en la cancha de River, ahora mostraba a la Ministro Bullshit en un nuevo operativo contra el tráfico de bananas y duraznos.
Pasaron unos cuantos minutos, la Quesona observaba a los otros tipos que estaban en el bar, algunos le parecieron muy atractivos, y se imaginaba asesinándolos “a ese le daría seis balazos, a ese mejor unos cuantos cuchillazos, el morocho aquel podría ser decapitado, y a ese alto, con pinta de jugador de vóley, lo estrangularía, ja, ja” ya iba a llamar al camarero para pedirle la cuenta…
- Pensar que podría sacar el arma y liquidar a este mozo de unos buenos balazos, ja, ja – pensó la Quesona.
Levantó la vista, la pantalla de TN se interrumpió, “Ultimo Momento” salió la placa.
- Anunciarán el asesinato de Ashton Kutcher – pensó la Quesona – y yo soy la asesina.
“BRUTAL ASESINATO EN HOTEL DE PUERTO MADERO” decía la placa “JOVEN APUÑALADO POR LA ESPALDA APARECE CON CUCHILLO CLAVADO EN LA NUCA Y UN QUESO SOBRE SU CADAVER” dijo la presentadora de TN, una chica nueva, que reemplazaba a las asesinadas.
- ¿Porqué no dicen que fue Ashton Kutcher? – pensó la Quesona, tenía ganas de gritar delante de todos “Soy la asesina, la asesina de Ashton Kutcher”.
En la pantalla apareció el Comisario Miguel, al lado de el, el oficial Cáceres y el Fiscal Gonella, Miguel fue quien habló ante las cámaras.
- Siempre que hay un crimen con un Queso le toca a este chabón – dijo una chica en el bar.
- Y bueno, en la época de Menem todas las causas le tocaban a Servini de Cubría. Es lo mismo – dijo su acompañante.
La Quesona escuchó eso pero estaba expectante ante lo que dijera Miguel, aunque ya sabía que anunciaría “Ashton Kutcher fue asesinado”.
- Un joven fue asesinado – dijo el Comisario Miguel – su cadáver apareció en una habitación, tenía un cuchillo clavado en la nuca y un Queso sobre el mismo.
- ¿Lo identificaron? – preguntó la prensa.
- Sí. Lo hemos identificado. Su nombre era Kenneth Brian Olsen, un joven de origen noruego, idéntico al actor Ashton Kutcher, uno de los dobles que usaba el actor de Hollywood, que en el momento del asesinato estaba en la cancha de River. La seguridad del actor está totalmente garantizada, la verdadera reserva la tiene hecha en otro hotel, muy lejos de acá, esto era un señuelo, lástima este pobre muchacho, que hablaba tan bien el español.
- ¿Algún sospechoso?
- Sospechosa – intervinó el oficial Cáceres – la asesina no fue identificada, pero tenemos una pista muy firme, muy firme.
La Quesona no lo podía creer… había cometido un asesinato, y que gran asesinato, pero no había asesinado al hombre al que creía haber asesinado… ¿Y ahora?
- Bueno, sigo siendo la Quesona Asesina, ¡Claro! ¡Si no tenía los dedos pegados! ¡Como pude creerme lo de la operación! ¡Bueno, igual yo asesiné a alguien hoy! – pensó – no seré la asesina de Ashton Kutcher, pero sí de Kenneth no se que verga… Por un lado mejor, ojala haya varios dobles de Ashton, así los asesinó a todos, y el verdadero sigue viviendo… no es mala idea.
La Quesona fue a la terminal de Retiro, iba a volver a Mar del Plata, pero cuando estaba por sacar el boleto, se frenó…
- No – dijo la Quesona – mejor sacó un boleto a La Plata.
No tardó mucho en llegar a la Ciudad de las Diagonales, se dirigió directamente a un edificio ubicado cerca de la Plaza Rocha, subió al mismo, era el 7° B, sí el 7° B, tocó el timbre…
- Hola – dijo una voz de hombre.
- ¿David Miranda? ¿David Miranda 92?
- Ehhhhhhhhh – respondió con dudas la voz – sí, sí, soy David.
La puerta se abrió… la Quesona no tuvo dudas, era el, el chabón del twitter, era DavidMiranda92, no se equivocó: era un pelotudito, un chaboncito…
- ¡La Quesona! ¡La loca del twitter!
- Sí, soy yo, David. Te podría haber bloqueado en el twitter pero prefiero asesinarte.
- ¡Pero vos no existís! ¡Sos solo una cuenta de twitter! ¡Tengo miedo!
- Existo y soy una asesina, no me creístes, lo siento David – la asesina sacó el revolver con silenciador y ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
El cadáver de David Miranda quedó tendido en el piso y la Quesona sacó un Queso de su cartera, y lo tiró sobre el susodicho dijo en voz alta:
- Queso.
Fiel a la tradición, la Quesona le sacó los zapatos y se los llevó.
- Calzaba treinta y nueve este pelotudo - pensó la Quesona - ja, ja, ja.
La Quesona se fue sonriendo mientras pensaba:
- Ashton Kutcher sigue vivo, pero en su lugar murieron dos inocentes, ja, ja, aunque para una Quesona como yo solo hay hombres que deben ser quesoneados y otros que no, ja, ja, con una Quesona no se jode, ja, ja.
La Quesona, una vez, había triunfado. |