Se puede ir de la realidad a la literatura. ¡ Cuántas veces buscamos respuestas o abrigo en las letras, agobiados por las dudas o la desolación que nos provoca el mundo!
No obstante, hay que decir que existe el camino contrario: el que lleva de la literatura a la realidad. Es decir, conocemos antes ciudades, experiencias , animales...por los libros.
Conocí Madrid por Cela, Valle, Baroja y Galdós antes de visitar la capital. Cuando tuve oportunidad de viajar allí, fue como revivirla pues ya las letras me la habían anticipado.
Torrente Ballester me habló de la lamprea en " La saga fuga de J.B.", animal extraño que conocí antes de llegar a Galicia, donde pude incluso comerla.
Igualmente, " Tiempo de silencio" de Martín- Santos me puso ante los ojos la procesionaria del pino, ese ferrocarril que forman las orugas en hilera. Fue más tarde cuando me tropecé con el bicho en la playa de Lourido.
Supe de los triángulos amorosos de joven, por el teatro barroco, por "Madame Bovary" y "La Regenta".
Y ahí me paro por no ser prolija.
Dejo para otra ocasión todas las veces que hice el camino inverso, como cuando escribí cuentos infantiles basándome en las travesuras y ocurrencias de mi hija; o cuando fui al Kundera de "La insoportable levedad del ser"porque la vida dolía.
Caminos de ida y de vuelta.Caminos de vuelta y de ida.Viceversas.