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Hay personas que llegan a nuestra vida por una razón, sea buena y a veces no tan buena, hay algunos que se quedan por siempre, en cambio otros solo son fugaces, pero en medio de todo eso, hay unos que sin importar el tiempo dejan una huella imborrable en nuestro corazón, y que a pesar de los años su recuerdo en vez de esfumarse se convierte en parte de nosotros, como una suave experiencia que es capaz de volver a tejer el alma cuando la creíamos desecha… Y es que es verdad, la mayoría de nosotros hemos amado tanto a alguien que aunque no podamos verle aquel sentimiento se esconde tan bien en lo más profundo de nuestro corazón, que pareciera que lo hemos olvidado, hasta que por juego del destino este se hace presente y es capaz de dar un vuelco a nuestro vivir, solo para recordarnos que nunca se ha ido.

Estoy pasando por un momento muy complejo de mi vida, hace un año empecé a perder el control de una enfermedad que viene haciendo ruido desde un tiempo atrás, supe que algo no estaba bien desde mi adolescencia, pero tristemente no pudimos darnos cuenta cuando era el mejor momento, así que esto fue creciendo poco a poco haciendo que en cada brote algo nuevo se presente, llegando a tener diversos problemas que no se pueden frenar, hasta hace unos meses que esto avanzó y afectó mi sistema nervioso, situación que ocasionó que empezara una lucha extrema por no olvidarme de valiosos tesoros que viven en mí. Esto detuvo de una forma muy brusca mi vida, durante este tiempo, mantenerme despierta se convirtió en un verdadero reto, además de evitar realizar actividades que considero primordiales para no ponerme en peligro, he de reconocer que por ahora es muy pesado y me está costando demasiado, pues necesito estar acompañada de alguien de mi entera confianza, ya que luego suelo perder el hilo temporalmente sin ser consciente...

La parte más interesante de todo, es que durante semanas solía soñar con familiares que ya no se encuentran en este plano, al principio no le vi nada anormal, pero al ver que mi estado se deterioraba cada vez más, puso en alerta a mi familia, quienes empezaron a pensar de que no la libraría y no era para más, mi hermana suele contarme de esos días y sigo preguntándome cómo le hacía para continuar a pesar de inmenso dolor, además de que no logro recordar con claridad…

En conjunto con mis sueños, empecé a despertar sentimientos de nostalgia, deseos de cerrar pendientes y empezar algunos, además de sentir mucha añoranza, sobre todo porque mis noches no solo se veían acompañadas de mis fallecidos parientes, sino de pasados momentos en mi hogar natal, de viejos amigos, recuerdos de mis etapas pasadas y de la única persona la cual despertó un profundo amor en mí, ocasionando que en mis dolores nocturnos despertara en medio del llanto pensando en todo eso.

En un acto de desesperación mis papás organizaron un viaje al lugar que me vio nacer y en el cual viven los mejores instantes de toda mi vida, además de que fue ahí donde le vi por última vez… Lo que provoca que cada que voy los recuerdos me asalten de una forma incontrolable y me es completamente difícil calmarme, pues en ese tiempo aún no lograba superar lo vivido y me ocasionó mucha inestabilidad, lo cierto es que mi mayor error fue reprimir todo lo que sentía, no supe manejarlo porque pensaba que lo mejor era no decir nada, callarse y dejarlo pasar.
Pero como mi situación no mejoraba y cada que me encuentro allá es como un desahogo para mi alma, sin problema alguno accedí, pues independiente a todo disfruto mucho estar ahí y aunque no me fue como esperaba, pues aún la lucha sigue, me quedo con la grata experiencia de que ahí mismo surgió la idea de escribir esta historia, la cual sucedió cuando aún era muy joven pero cada que esta revive en mi memoria me hace pensar que fue apenas ayer.

Me encontraba en uno de los momentos más lindos de mi vida, cuando escuché aquella canción de Marco Antonio Solís llamada “Se va muriendo mi alma”, la cual sin saberlo, se convertiría en mi mayor sentir y por esa misma razón, titulé a esta narración “noche eterna” pues es justo así, como podría describir a esa persona. Quien diría que un montón de tiempo después está volvería a sonar justo donde lo vi por última vez, solo para darme cuenta que a pesar de los años el amor nunca se esfuma… Y es que rumbo a casa esta empezó a reproducirse y me fue imposible no soltar una que otra lagrima.

Fue hace un par de años cuando en medio de una turbulencia de cambios lo conocí, mi vida era una mezcla de alegría y extrema inquietud pues estaba iniciando una nueva etapa completamente distinta a lo que estaba acostumbrada, la universidad. Mucha gente estaba entrando en mi vida y fue ahí donde formé grandes amigos que ahora la vida nos ha distanciado solo en espacio... He de reconocer que no hay día en que no añore lo vivido ahí, dicen que cuando uno está por trascender suele repetir en su memoria los momentos más gratos, estoy segura que esa etapa sería la que más repasaría una y otra vez, especialmente en ese instante en que le vi, y no desearía cambiar lo vivido, pero sí que lo disfrutaría nuevamente, solo para verle aunque sea por un corto instante, por lo menos una última vez, aunque bien sabemos que el pasado jamás volverá y tampoco tengo la certeza que al marcharme sean esas valiosas experiencias las que me visiten, así que solo nos queda vivir con el recuerdo arraigado en el corazón sin esperanza alguna de poder evitarlo, y está bien, lo bonito de estar aquí es la oportunidad de encontrarnos con esos amores que nos hacen amar más la vida, donde el solo hecho de pensarles se convierten en suaves brisas que nos alegran el alma y nos motivan a querer seguir, siempre he pensado que el amor es el motor que nos impulsa para no desfallecer y justamente el hecho de que haya decidió hacer este escrito es por eso, por aquel amor que no se ha podido desvanecer de mí corazón, pues encontró un lugar perfecto para anidarse sin forcejeos ni dudas y el cual evito en su mayoría tocar por no revolver el pasado, pero en esta ocasión fue mi propio corazón quien me motivó a hacerlo, pues cuando un sentimiento es sincero es capaz de traspasar las barreras del tiempo…

Soy afortunada de haberlo vivido y deseo que esto a pesar de la nostalgia por el recuerdo pasados años perdure hasta el último suspiro, no como una obsesión, sino como el sentimiento más honesto y hermoso que he podido tener, porque voy a reconocer que hay experiencias que solo se viven una vez y en este caso, el mío ya fue, siendo él, pues fue la muestra más pura de que en algún punto de nuestra vida podemos amar de forma intensa sin interés de por medio, lejos de la costumbre o conveniencia, de esas veces que solo amas sin remordimientos ni ataduras, con libertad y alegría, porque una parte de nosotros conservará la pureza con la que alguna vez solo vivimos... Así que me aferraré a conservar esos grandes recuerdos de total veracidad, aunque mi propio cuerpo este bajando y no esté segura de poder preservarlos, así que aquí tengo otro gran motivo para continuar con esta historia, en algún lugar debe quedar plasmado lo que tanto me hizo vibrar, además de que estoy segura que el mundo está lleno de amantes que no tuvieron el valor de arriesgarse a amar con todo el corazón, cuando posiblemente eso pudo ser lo más sincero y bello, tal vez por miedo o porque simplemente no quisieron perder lo que de una forma u otra todavía ni siquiera tenían.

Creo que lo más hermoso que pude rescatar de esos años, fue la facilidad en que mis sentimientos y emociones fluían, la inocencia con la que amé y disfruté cada instante, por la ausencia de maldad y envidia en toda clase de experiencias que se cruzaban por mi camino, tal vez esa es la principal razón por la cual sigue vivo su recuerdo en mí, pues aquello floreció convirtiéndose en una hermosa flor, regada con el más limpio sentimiento.

Habíamos hecho un corto viaje escolar a un pequeño pueblo en Veracruz, no fue el momento más romántico, todo lo contrario, la verdad fue bastante cómico, y nada relevante, ni siquiera lo había visto a pesar de que estudiábamos la misma licenciatura, pero con unos pocos años de diferencia. Venía sentada con quien fue mi mejor amigo durante toda esa etapa, empezaba a tener sueño, cuando unos asientos más adelante un chico se puso de pie con intención de dirigirse para atrás, traía una lata de bebida que supuse era de alcohol, lo que me hizo pensar que no estaba seguramente en sus cinco sentidos, y justo cuando se disponía avanzar, pasamos por una zona de boyas que ocasionó que se golpeara levemente con el respaldo del autobús, lo más gracioso de esto fue que exclamó molestia pero no hizo nada por detenerlo, pues fueron 3 veces las que se dio y pareció no importarle, en ese momento no pude evitar soltar una pequeña risa, la cual él me devolvió, (inevitablemente sentí una extraña sensación, como si le conociera de muchos años y finalmente después de tanto nos reencontrábamos)... Siendo honesta eso fue muy atrevido, pues no suelo hacerlo cuando veo que a alguien le ocurra, es más me molesta reaccionar de esa forma porque siento que no es propio y a todo mundo le puede pasar, pero tal vez eso fue lo que hizo la gran diferencia…

Basta con decir que eso fue suficiente para darme cuenta que frente a mí estaba a quien inevitablemente nunca olvidaría, y efectivamente, han pasado bastantes años y aquí estoy, escribiendo sobre lo que aquella persona me hizo sentir y que sin importar cuánto tiempo más pase, siempre le voy a recordar, aunque no tengo certeza de que la vida esté dispuesta a volver a cruzarnos… Sobre todo, porque estoy haciendo un esfuerzo enorme por no olvidar esos y muchos otros recuerdos, los cuales conservo con gran cariño y trato de repetirlos de forma constante para que puedan seguir siendo parte de mí, siendo su amor mi mayor aliado para que estos no se esfumen, y estoy segura que si en un punto simplemente se van, una parte quedará arraigada en mi ser, como una pequeña llama que a pesar del dolor de olvidar no se apaga. Justo ahora pienso en lo que dice esa canción, es tu amor, pues muy adentro se quedó, como una luz que nunca se apagó, como una noche eterna, que nunca amaneció, y es así, mi noche eterna que no se ha podido esfumar de mi completa existencia y que aun con todo y nostalgia me sigue produciendo escalofríos de la emoción al recordar, lo que ocasiona que suelte una suave risa para mí misma, por el sencillo hecho de volver a vivir esos viejos tiempos.

Los siguientes encuentros no estoy segura como se fueron dando, lo cierto es que ya se esfumaron, lo que si estoy segura es que jamás me concentré en buscar una manera de acércame a él, solo dejé que todo fluyera, muchos de esos momentos se dieron por si solos, a veces eran mientras esperábamos las clases, otros mientras nos dirigíamos a distintos sitios, etc. Y cuando me di cuenta que empezaba a tener un sentimiento por él, solía esperar de forma secreta a verle pasar fuera del edificio, siempre con la ilusión de poder expresarle algún día lo mucho que lo amaba…

En una forma de canalizar mi sentir, solía obsequiarle caramelos, los cuales me gustaba aprisionarlos hacia mí, pues tenía la sensación de que un poco de mí se iba con ellos, además que en ese tiempo era muy joven y no me centraba tanto en el factor económico, así que de forma inocente yo solo buscaba darle un poco de mi amor, aunque dentro mío moría por explotar en ello, de correr a sus brazos sin lío alguno y quedarme ahí el mayor tiempo posible, que si por mis medios fuera, hubiera detenido el tiempo para regocijarme en él, mientras me llenaba de su calor y por fin le decía cuanto es que lo amaba… Entonces entendí, que si la vida nos daba grandes regalos, el presente era uno de ellos y ahora solo duele, porque a pesar de todo, nunca tuve el valor de hacerlo y porque esos grandiosos instantes por mucho que lo quiera, tal vez nunca sucederán… Desde ahí aprendí que era mucho más importante expresarlo, además de que uno nunca sabe qué tanto impacto puede tener en la otra persona y es mucho mejor vivir relajado que ahogado en un sentimiento que indudablemente nació para compartirse.

Hubo momentos en que ni siquiera intercambiamos demasiadas palabras, solo permanecíamos uno cerca del otro y donde una sonrisa era la respuesta a tantas conversaciones, aún siento mi corazón palpitar con intensidad el recordar su mirar, y aunque podía perderme en su ser, me faltó mucha voluntad, porque lo cierto era que lo amaba, lo amaba tanto que lo único que me quedaba por hacer era demostrarlo a mi inocente y torpe manera, cuando siempre hemos sabido que a algunos no les basta con detalles sencillos, sino que buscan más y más, pero en ese momento a mi edad solo me dejaba llevar ya sea por tiernas palabras y fugaces miradas, las cuales siempre me esmeré porque las sintiera y estoy segura que en algún momento, él pudo darse cuenta… Le agradezco mucho la forma en que lo manejó, sin importan lo que pudiera aparentar, su corazón sin duda era noble y a pesar de que no fue tan lindo el fin, entiendo completamente sus razones… Fue ahí cuando supe que debemos cuidar aquello que el dinero no puede comprar y aunque en el fondo solo añoraba pasar más tiempo con él, sabía que pronto terminaríamos por alejarnos, con una historia sin terminar, tal vez sin empezar. He de reconocer que fue la experiencia que más aprendizaje me dejó, sin duda alguna esos amores te marcan para bien, tal vez por esa razón su huella es tan profunda que se vuelve imposible de borrar.

Independiente a todo, me encantaba el hecho de que podía llegar a amar a alguien sin necesidad de querer poseerle, siempre he pensado que el amor es la total libertad del ser y que en el momento que dos personas forman un sentimiento, una parte de su corazón se queda en cada uno, superando toda brecha del tiempo y espacio, convirtiéndose en una luz eterna que siempre brillará, aunque la vida los haga tomar rumbos diferentes, porque la sensación de lo vivido será imposible de olvidar… Algo que no podría, aunque sabía que en algún punto tendría que renunciar a seguir callando, y como dice nuevamente aquella canción, a lo más bello que jamás sentí, pues mi amor muy adentro se quedó, como una noche eterna, que nunca amaneció. Y es así, que a pesar de todo, él se llevó gran parte de mí, de lo que realmente fui.

La separación fue inevitable, yo continué en la escuela, él terminó su ciclo ahí… Solo lo vi unas pocas veces más, donde traté de evitarlo, pues tontamente pensaba que era lo mejor, y después de ello, le perdí la pista, añorando en incontables ocasiones encontrarle, incluso creía verle accidentalmente, pero no, así que solo me limité a dejar salir lo que había aprisionado por mucho tiempo, fue cuando por fin pude soltar el lobo que había estado reprimiendo, y ya no valía la pena arrepentirse, a esas alturas aprendí la lección y ya nada tendría gran cambio, eso sí, tomé varias alternativas para poder salir sin estancarme. Aún era joven y esa fue mi mayor ventaja, así como llegan estos se van y justo en ese momento, guardé mi tristeza por mi poca valentía en mi mayor fuente de expresión, me di el gran lujo de crear fabulosos escritos que en un futuro se volvieron objeto de premios pero cuando los meses pasaron me di cuenta que no servía de nada el conservarlos y me deshice de ellos, intentando también, hacer lo mismo con mi pasado, aventando al olvido el recuerdo de aquella persona, lo cual después de mucho trabajo interno creí conseguir. Pero bien dicen que si vas a hacer algo que esto sea bien.

Hasta que dos años después como regalo de graduación partí a mi hogar, fue un diciembre de 2011 cuando esperaba pacientemente abordar aquel bus, que nuestras miradas se volvieron a cruzar, en ese momento sentí como nuevamente aquel amor resurgía, mi corazón empezó a latir de una forma apresurada como mezcla de una profunda añoranza y felicidad absoluta, mientras dentro de mí gritaba de emoción repitiéndome una y otra vez que siempre había una segunda oportunidad para volver a amar, pude sentir como aquello que tanto adoraba regresaba lentamente, dándome la esperanza de un nuevo comienzo, fue como una placentera tarde a la orilla del mar mientras admiras la puesta del sol, donde la calma y felicidad se juntan en una sola esencia para darte una emotiva bienvenida a un nuevo comienzo…

Lo cierto fue que la historia ya tenía final, ni siquiera me atreví a saludarle, pues recientemente me había enterado que se había casado, lo cual terminó por hacerme a la idea de que simplemente no podía ser para mí, por mucho que pudiera amarle, y que posiblemente esto me volvería a suceder, pues la verdadera prueba en si estaba por empezar, entonces con gran esfuerzo le evité durante todo el camino, he de reconocer que fue el viaje más tenso que he tenido, por dentro moría por ir a abrazarle, decirle lo mucho que lo había extrañado y que a pesar de que habían pasado 2 años mi amor seguía tan profundo como aquellos viejos tiempos, fue una sensación de asfixia el tenerle tan cerca de mí e intentar contenerme, así que no sé de dónde saqué una enorme fuerza interna que en su momento hubiera admirado pero ahora lo único que creo es que fue la reacción más cobarde, que el ser perfecto no es propio del humano mientras exista el ego, pero el orgullo tampoco era la mejor opción si uno mismo lo permitía y entonces nuevamente aprendí que la inmadurez te hace actuar de forma incoherente y aunque tu cabeza grite que te detengas mientras el impulso del corazón sea mayor, es lo que al final cuenta, no siempre podemos tener la fortuna de una segunda oportunidad, bien dicen que cada uno es responsable de sus actos y que lo que hagas en tu presente impactará en tu futuro y en este caso dejé que dominara la frialdad y pude ver nuevamente como el amor se volvía a esfumar pero esta vez para siempre…. Porque llegando a nuestro destino bajé velozmente, solo para esconderme entre la multitud y verle partir, con el corazón aprisionado mientras contenía el llanto…

Desde ese momento decidí que lo único que me quedaba era guardarlo entre el océano de mis recuerdos, atesorándolo como mi más grande vivencia en algún espacio de mi corazón, convirtiéndolo en mi amada noche eterna, disfrazándolo tan bien que por un tiempo logré confundir a mi mente, dejando a mis sentimientos marcharse con el viento, desvaneciéndolos sin oportunidad de resurgir, aceptando mi pasado y cerrando aquel interminable ciclo…

Y como agua que la corriente no detiene, han pasado muchos años de aquel viejo amor. Indudablemente hay recuerdos que alimentan el alma y este es uno de ellos, me siento feliz de lo vivido. A veces pienso que esto no tuvo si quiera un inicio, y por esa misma razón es que pude continuar sin prisiones ni temores… He de reconocer que cada que voy a mi casa su recuerdo me visita por un corto tiempo, y es que sin duda alguna el corazón tiene memoria, pero lo recibo con cariño y de esa misma forma se vuelve a dormir, reconociendo que sin importar los años que pasen siempre seguirá siendo mi eterno amor.

Y aunque como impulso de mi propia salud decidí aceptar escribir esta narración solo espero que alguien más pueda sentirla tanto como yo, no sé cuánto tiempo más me tome para entrar en completa remisión, tampoco sé si así sucederá pues ya han pasado varios meses y siento que me estoy tardando, pero si de algo estoy segura sin importar lo que sea voy con ánimo y con la misma firmeza desde el primer día en que inevitablemente caí, porque tengo que reconocer que mientras exista vida todo puede ser posible y acepto que en lo más profundo de mi ser vive una vaga esperanza de encontrarlo, pero sino, de cualquier forma esto no dejará de ser lo más hermoso que jamás sentí, con eso me doy por bien servida, y si tuviera que volver nuevamente a nacer, estoy segura que nos encontraríamos y sin duda alguna no lo dejaré ir. Por lo pronto me queda la alegría de que esto se quedará para siempre, aunque mi mala memoria me juegue sucio, porque ha podido sobrepasar por toda la eternidad y es su amor, el que nunca se marchará. Esa clase de sentimientos son los que nos invitan a continuar y no detenernos, me siento satisfecha y completa con todo lo que ha pasado, nada me detendrá y espero poder tener el privilegio de seguirme emocionando como aquella primera vez que le conocí… Aunque como dice la canción, seguro ni se acuerda de mí.

“Con mucho amor para Felipe Flores Andrew. quien indudablemente siguió con su vida, ojalá que seas muy feliz donde estés, gracias por todo lo bonito que despertaste en mí, por todo el amor que me hiciste sentir, atesoro tu recuerdo con total gratitud, sin importar el pasar de los años, siempre serás mi noche eterna”.

GRACIAS BLUE LINE POR EL ESPACIO.
Escrito por: Ana B.

Texto agregado el 23-05-2019, y leído por 94 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
24-05-2019 Le he comentado este texto a Ana, lo he vuelto a leer y me ha vuelto a gustar, tiene mucho sentimiento y llega. Saludos, Carlos. carlitoscap
 
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