La nena
La nena juega con sus pequeños caballitos unicornios, que se han puesto de tan de moda, Los hay de todos colores, y son u de una miniatura excepcional, por no hablar de las equestrias, con sus peinados de todos colores. Tenemos también a las Lol, esas minúsculas s muñequitas cuyo valor oscila en el mercado de 1500 pesos argentinos, y deleitan a grandes y a chicos.
Yo me pongo a jugar al dinenti con los pequeños caballitos con un cuerno en la frente. Ella se ríe mucho, con desmesura, los tiro en el aire y luego los alcanzo con la misma mano. Me mira con su boca semidesdentada, y luego emite carcajadas, lo que provoca mi al mi más intensa emoción.
Recuerdo a esa otra niña, que en un patio de Villa del Parque, cuyo padre era un sobreviviente de la segunda guerra mundial, y en acto de desesperación supongo, le quemo, a la niña todas sus muñecas y sus ropitas diminutas porque le molestaban en el torno que tenían en el altillo.
Es colosal, y epifánico como el tiempo cura y repara los actos más cotidianos de esta vida.
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