Cárcel de mujeres.
Marisol llegó a la cárcel de mujeres un día lluvioso y triste, le imputaban el ser… asesina.
Los fiscales aún no tenían todas las pruebas pero mientras las conseguían debería ser emplazada con prisión debido a los numerosos testigos que según ellos la habían visto con el arma en sus manos antes de que apareciera el cuerpo de su esposo, muerto dentro del auto, por el tiro de un revólver. Los testigos en realidad fueron llamadas por teléfono sin que se dejaran ver, no querían que se supiera quienes eran pero decían que querían que se hiciera justicia.
Marisol era una persona amable y su perfil no era el de una asesina y ladrona como la calificaban los testigos pero esto lo tendría que probar su abogado defensor y él ya estaba trabajando en el caso. Ladrona porque decían que había querido quedarse con el dinero de su esposo y que por eso lo mató.
Pero, volvamos al día del homicidio, ese día era un sábado a la noche, Claudio y Marisol tenían una fiesta en la casa de un amigo de ambos, la pareja no tenía hijos y se vistieron para la ocasión, ella con un costoso vestido aunque informal y él con traje pero sin corbata, la casa de su amigo quedaba muy cerca, a sólo dos cuadras de la de ellos por tal motivo no tuvieron que sacar el coche. Según Marisol, ella estaba vistiéndose mientras su esposo que ya estaba vestido le dijo que iría a ver unos papeles que había dejado en su auto.
Al ver que Claudio no volvía, Marisol fue a buscarlo a la cochera donde lo encontró dentro del auto con un tiro en la sien.
Ella sin darse cuenta tomó el arma y comenzó a gritar pidiendo auxilio pero al ver que no venía nadie la soltó y tomó su celular para llamar al 911.
A los pocos minutos la policía estaba en su casa, ella lloraba desconsoladamente pero como era natural, la policía tuvo que llevarla para que hiciera una declaración y explicara lo que había visto al encontrar a su esposo.
Ya en la comisaría la mujer dio su versión de los hechos, no tenía la menor idea de quién era el autor del crimen, también dijo que había encontrado el arma en la mano de su esposo pero la policía no le creyó, aquello había sido una ejecución no un suicidio, para ellos.
Marisol llamó a su abogado, el de la familia quien le recomendó que no dijera nada hasta hablar con él.
Lo curioso de todo esto era que ellos eran una excelente pareja, se habían casado hacía cinco años, no tenían hijos por decisión de ambos ya que Claudio tenía una hija del primer matrimonio y Marisol estaba de acuerdo, ella tampoco quería atarse a un hijo, aún.
Cuando Marisol se enteró que testigos dijeron haberla visto con el arma, ella lo negó, si bien era cierto que ella había tomado el arma en sus manos, estaba segura de que nadie la había visto, eso era imposible ya que la puerta del garaje estaba cerrada y ella estaba sola en la casa o por lo menos eso creía.
Ahora se daba cuenta de que alguien estaba adentro del garaje que era grande y con capacidad para dos autos o más y según ella el asesino debió estar escondido detrás de uno de ellos para no ser visto pero se preguntaba quién querría asesinar a su esposo e incriminarla a ella.
Su abogado había hecho todo lo humanamente posible para que no fuera a la cárcel pero la fiscalía no lo permitió las pruebas en su contra eran muchas y no se había encontrado nada que indicara que otra persona lo había hecho.
La cárcel era provisoria hasta que se reunieran todas las pruebas.
Marisol y su esposo eran personas adineradas, ella era médica y él era un comerciante de obras de arte, las cuales compraba y vendía a muy buen precio. Su abogado trabajaba para él desde hacía un par de años años, eran más que abogado y cliente, eran amigos.
A pesar de todo eso, la mujer fue llevada a la cárcel de mujeres.
Su abogado debería hacer el resto si no quería verla presa por muchos años.
A todo esto, la fiesta en casa de sus amigos ese sábado, no se hizo el anfitrión se había enterado gracias al abogado y la suspendió.
Amalia su esposa había acompañado a Marisol en cada momento y no podía creer lo que estaba ocurriendo, dijo a la policía que los dos eran amigos de ellos y que era imposible que eso estuviera ocurriendo, Marisol era una excelente esposa, incapaz de haber hecho semejante atrocidad.
Ya en la cárcel Marisol a pesar de su enorme tristeza no dejaba de pensar en lo ocurrido con su esposo, ella sabía que alguien lo había hecho pero no estaba segura del por qué.
Le había tocado por compañera una mujer muy desagradable que la molestaba mucho hasta cierto día se atragantó con pan y gracias a la intervención de Marisol, a tiempo, no murió ahogada.
Desde ese día, las cosas cambiaron, Carlota la compañera de celda de Marisol cambió su actitud respecto a ella y comenzó a interesarse por la doctora.
Carlota le dijo que gracias a ella seguía con vida y eso no lo olvidaría y le contó el motivo por el cual era tan agresiva, según ella era la manera que tenía de no ser atacada por las otras reclusas y de mantenerse al margen de todo.
Poco a poco las mujeres se fueron contando sus vidas y Marisol se enteró de que Carlota había robado una farmacia para conseguir medicamentos para su hijo mayor y que la acompañó la mala suerte ya que cuando estaba llevándose los remedios la policía la estaba esperando en la puerta de la farmacia, no estaba arrepentida de lo que había hecho ya que gracias a eso su abogado consiguió que el servicio público le diera los medicamentos al muchacho sin costo ya que éstos eran muy elevados y su hijo había mejorado.
Marisol le contó que ella estaba allí por haber encontrado muerto a su esposo pero que ella no lo había hecho aunque su abogado le daba muy pocas esperanzas de que pudiera salir libre, todo jugaba en su contra.
Le contó todo lo que había ocurrido aquella noche y le dijo que todo era muy extraño, le contó de las llamadas telefónicas que había recibido que resultaron no ser más que equivocaciones y que la policía había ignorado etc…
Al llegar a esta parte del relato de Marisol, Carlota que era una mujer muy inteligente a pesar de su pobreza y de lo mucho que había sufrido en la vida le dijo algo que le dio en que pensar.
Al día siguiente cuando Marisol fue visitada por su abogado ésta le dijo que iba a prescindir de sus servicios cosa que molestó sobremanera a dicho abogado pero el cual tuvo que retirarse.
Pocos días después la doctora se encontraba en su casa, su nueva abogada estaba con ella, gracias a lo contado por Marisol a su ex compañera de celda, se había descubierto al asesino.
Marisol hablaba con su abogada y le decía que jamás lo hubiera descubierto si no fuera por su compañera que le abrió los ojos, hasta hacerle ver del complot que tenían su antiguo abogado y sus supuestos amigos y vecinos que gracias a ella estaban en donde siempre debieron estar, entre rejas.
Sucedió que al relatarle a Carlota los hechos, la mujer se dio cuenta de que era imposible que los vecinos no hubieran hecho la fiesta como dijeron a los abogados y al juez porque se enteraron de la muerte de su amigo siendo que dicha muerte había ocurrido alrededor de una hora más tarde de la que estaban citados todos ya que la fiesta era más bien una cena y se suponía que todos llegarían a una hora determinada por lo cual no había tiempo suficiente para que los invitados no concurrieran.
Resultó ser que los vecinos y el abogado eran socios y sabían que Claudio tarde o temprano se enteraría del mal manejo de los bienes que su supuesto abogado había hecho sin su consentimiento junto a sus socios y maleantes, los vecinos, Marisol supo después que eran una banda de ladrones, casi todos con títulos que buscaban a personas con mucho dinero, se hacían pasar por amigos y estafaban a su antojo, el abogado les proporcionaba los nombres de sus clientes con mayor fortuna y trataba de que se acercaran a ellos, a veces la trampa llevaba algunos años pero todo era planificado de tal manera que al morir el cliente, su fortuna pasara a manos de ellos los cuales no sólo eran amigos sino que se habían convertido en socios gracias a la colaboración del abogado que le hacía firmar documentos los cuales debido a la confianza, ni siquiera miraba.
A pesar de su tristeza Marisol volvió a su casa, ahora tendría que seguir con su vida y lo primero que haría sería mandar a su abogada a la cárcel para defender a su ex compañera de celda, sabía que la mujer no era una ladrona y que lo que había hecho había sido por su hijo.
La pesadilla había pasado pero le había dejado el horror de aquella noche y un enorme vacío en su corazón por la falta del único hombre que había querido, su esposo.
Omenia
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