Para morirse bien
hay que venir a un parque
-el perfecto campo de batalla-
elegir el día y momento cuidadosamente.
Para mi el oportuno es hoy
el de la poesía
que es trágica y volátil
-como yo-,
a la una del mediodía
cuando más calienta el sol
la tierra anegada y seca
tras semanas de esa llovizna
que no alimenta.
Para morirse bien
hay que traer dos libros bajo en brazo
uno por hambre y otro por vicio,
dejar de oír el avión que te sobrevuela
y la moto que va en contramano
para concentrarse
en el danzar de las hojas
con el frío aire,
el ulular cercano que -casi-
ensordece el piar
de mundanos y felices gorriones.
Para morirse bien
hay que suspirar
dejando sin aire a los pulmones,
obligarles si es preciso,
y pedir benevolencia a la madre tierra.
Para morirse bien
hay que apagar el mundo
que nos enciende,
cerrar los ojos
llenos de podredumbre
y muerte,
cerrar los ojos... y despertarse.
Texto agregado el 20-05-2019, y leído por 138
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Lectores Opinan
20-05-2019
una buena manera de morirse bien... claro que antes hay que vivir (en lo posible, igualmente bien) seroma2