Un crepúsculo rosa crece
con un aire de antaño.
Vagamente palpitan, tenues,
los perfumes de ella.
Me acaricia una dulce canción
donde el otoñal violín desgaja
la evasión del tiempo.
Se enfría un té humeante,
aguardando mil demoras.
Las huellas errantes
se disuelven cual terrón de azúcar.
Blando y sonoro el recuerdo
es un eco de voces que se fueron.
En este atardecer
la luz apenas brilla.
Texto agregado el 17-05-2019, y leído por 112
visitantes. (13 votos)
Lectores Opinan
18-05-2019
La soledad se refleja en tus palabras, pero al decir de Mujer Diosa siempre hay luz en tu corazón de poeta. Shou
18-05-2019
Se siente la nostalgia que invoca tu poema. Saludos, Carlos. carlitoscap
17-05-2019
Me gustó. Sabe dulce...casi lo pude paladear, quizá por lo del terrón de azucar y algo más... elixir
17-05-2019
Pero la luz siempre brilla en tu corazón de poeta por suerte para todos! MujerDiosa
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