¿Soy escritor, poeta o soñador?
Soy peñón de la escritura,
hace miles de años,
las aguas de la imaginación,
me moldean,
el agua es más fuerte que la roca,
imaginario joven y rebelde,
imaginario que destruye la ideología,
destruye la política interesada,
la que no ve la dignidad,
aquella que la poesía conquista.
Vivo ahí donde estoy,
en la escritura,
que me muestra a todos,
en la publicación,
que leen todos.
¿Qué soy?
escribiente,
escribidor,
escriba,
¿Que me legitima?
¿Quién me da la mano?
¿Quién me lee?
Poder ir donde nadie fue,
esconderme en las multitudes,
esas que leen y leen,
vivir en los libros del tren,
crónica de lo que pasa,
hacer crónica del dulce de guayaba,
la que engullo,
la que es dulce.
Ir a buscar a Rimbaud,
a Baudelaire,
a Borges,
a Mistral,
a Lihn,
a Parra,
a Bueno de Acuña,
a Bareiro Saguier,
a los olvidados,
los nombres en un índice,
la esperanzada multitud que lee.
Castellano no nos dejes,
No nos dejes solos,
que solos morimos,
sin ti idioma de los abuelos,
¿como sobrevivo?
sin ti castellano.
Moverme donde ellos se mueven,
los que soñaron siempre,
entre sus líneas,
la de los olvidados,
los que están en los diccionarios,
los que son un nombre,
en los índices de la sangre que crearon.
vivir donde ellos viven,
eso me hace escritor,
pero primero lector de sueños.
Escribir es ser primero lector,
mirada atenta,
de lo que se lee,
de lo que se siente,
lector de la vida,
y del amor también,
escribir sobre la vida,
el amor en la vida,
rojo color de la guayaba dulce.
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