Desde que ha(s) aparecido hay en mi pecho anidado un tierno colibrí que aletea dando brío al pecho y aire en mis pulmones, que se alimenta del néctar de la flor que él mismo riega y me brota al respirar(te). Es tan pequeño que se cuela adentro sin querer, dulce ermitaño constructor de hogares en cimas donde no entran miedos ni vértigos. Ahora que llega la primavera abro mis ventanas a la luz del sol y al viento del sur que trae aroma a sal y limpia mi casa. Habré de prepararle una fuente para que se refresque y, cuando llegue el calor insaciable del verano, quiera quedarse. Aun me quedan 3 plaquettes y mucho que decir, pero este parón me ha servido para curarme y volver a escribir. Os abrazo de vuelta.
Texto agregado el 13-05-2019, y leído por 85 visitantes. (1 voto)