Habia una vez una familia de huracanes: Papa huracan, Mama huracan, y un nino huracancito. El pequeno huracan iba todos los dias a la escuela de huracanes, ahi le ensenaban como crecer a ser un fuerte y devastador huracan. Todos los ninos se esmeraban en sus clases, soplaban muy duro y consumian ranchos y arboles en un solo tratar. El huracancito no tenia mucho interes en destrozar infra-estructuras, el preferia jugar con las gotas de agua que levantaba a gran velocidad sobre las corrientes del mar.

Los papas del huracancito empezaron a preocuparse por su hijo. Cada vez que el papa regresaba de viajes de trabajo en la Florida, encontraba a su hijo jugando con olas y arco iris que creaba ya con facilidad. El papa huracan se enojaba mucho de no verlo hacer sus tareas, y le decia que fuera a buscar que rio rebalsar o que pueblito inundar. El huracancito se iba, pero se iba a otro lado a hacer arcos iris. Y asi era feliz.

Pronto todos sus companeros de clase se convirtieron en fenomenos naturales de categorias avanzadas en la escala de Saffir-Simpson; El huracancito era apenas un poco mas de una tormenta tropical. Uno por uno fueron saliendo de sus casas buscando rumbos hacia las Americas y Europa; algunos llegaron sin problema hasta las zonas mas lejanas de Asia. El huracancito aun jugaba con los elementos en las cercanias de su casa. Todo esto iba a cambiar.

Una manana, el huracancito desperto a lo que parecian ser gritos en la sala de su casa. El Papa huracan estaba muy conmocionado por el comportamiento de su hijo, y discutia fuertemente con la Mama huracan. Esta lloraba e insistia en permitirlo madurar, pero aquel furiosamente negaba la posibilidad de cambio a menos lo mandaran a una academia militar de huracanes. El huracancito escuchaba atonito.

El volumen de los gritos fue aumentando conforme discutia la pareja. En cuestión de segundos la mama huracan empezaro a agredir a su esposo. Primero levemente, luego con mas fuerza, pero este en medio de tanta presion (imaginense la presion de un huracan!) la agarro y empezaron a aferrarse. Daban vueltas y vueltas y pronto estallaron las paredes de su casa y la pelea continuo en el abierto. Pasaron kilometros en volcones; rapido se aproximaron nubes negras jaladas por los vientos de la violencia. Empezo a relampaguear. El huracancito se escondia donde podia, y desde ahi detras de el arbol miraba con espanto aquella inolvidable atrocidad.

Fue tan grande la agresión, y tan intensa la batalla que por fenomeno Mama y Papa huracan se unieron en sus vientos y se convirtieron en una sola tormenta...La mas grande que se habia visto. No cabia en las escalas naturales.... con costo cabia en el oceano.

Seguian revolcandose, la mama peleaba tan bien como el papa, siempre habia sido una madre fuerte. Se acercaron a territorios Americanos y en menos de unos momentos destruyeron la economia de muchisimos paises. En Europa declararon estado de emergencia a nivel continental; esperaban aterrados la llegada de la tormenta letal. Los Franceses no tuvieron ni oportunidad de salir corriendo a como les es costumbre, ya que Papa y Mama huracan devastaron todo lo habia en su paso en cuestion de minutos. Con mas gusto aun en Francia.

Los demas huracanes estaban asustados con el nivel de destruccion y corrieron hacia ellos con intencion de acudir a los esposos, y poner un alto a la destruccion, pero a como pasan las cosas, terminaron ellos involucrados en media pelea, y ahi se vio que no le queda mucho tiempo de vida al mundo.

El ultimo area en destruirse fue la Antartida, y eso porque los huracanes ya llevaban rato tratando de evitarla porque a los huracanes no les gusta el frio. Pero igual se destruyo. Al final de la pelea no quedo absolutamente nada en el mundo, solo agua. Habria que cambiarle el nombre al planeta. Habia sido un verdadero apocalypsis.

Los padres huracanes se pidieron disculpas y se reconciliaron, y decidieron aceptar a su hijo a como era. Los demas huracanes estaban muy bravos de que habian destruido el mundo, aunque de cierta manera, ellos tambien ayudaron, y estaban tristísimos. Todos menos el huracancito, quien brincaba de alegria mientras jugaba y hacia arcos iris por todo el globo.