Me dio un abrazo tan grande y apretado y yo igual la abracé sin importar que me hubiese bañado solo dos veces este último año. Estoy enferma ¿Sabes? Algunos tenemos que olvidar la higiene y otros hábitos porque es cuestión de vida o muerte, pero a ella parecía no importar que fuese yo su pestilente amiga.
Yo la vi avejentada ¡hermosa más que antes! Pero tan distinta con esos surcos horizontales por entre su rostro ¡Más linda se me hizo! El siemple hecho de quererme la hace especial, diferente... la mejor de todas las personas.
Margarita y Sandra salíamos juntas cuando jóvenes, bailamos alegres en sábado y fuimos cómplices de alguna escapada, pero luego uno está con problemas de familia y piensa tanto en cómo asegurar el futuro que se pierde el contacto, lo bailado y las diversas maneras de querernos.
Sandra murió el año pasado.

RH