A pesar del asesinato de Griselda Siciliani, o quizás aprovechando el impacto mediático que este había generado, la filmación de “El Zorro versus El Zorro” no se detuvo. Recordemos que era una nueva versión de “El Zorro”, donde esta vez el enmascarado encarnado por Don Diego de la Vega se enfrentaba a un cruel y sanguinario asesino serial de mujeres, don Carlos de Quesada, que cometía los asesinatos disfrazado como El Zorro, por eso todas las sospechas recaían en el mítico héroe.
Romina Gaetani había sido convocada para hacer de doña María Dolores de la Encarnación y del Socorro de Olaguer y Feliú, una joven española, heredera de una rica familia catalana, que era la nueva novia de Don Diego de la Vega, y por ende, el objetivo principal del sanguinario don Carlos de Quesada.
Era un papel importante, a pesar de que no contó con la aprobación del director, Alfredo Jichcock, que emitió su opinión con contundencia:
- Hubiera preferido una rubia como Kim Novak en “Vertigo”.
Pero el productor de la Piruli Filmes quería si o sí a Romina Gaetani, y Alfredo Jichcock se la tuvo que filmar en pipa. Carlos Eisler, el actor que hacía de Don Carlos de Quesada, un tipo alto, morocho y muy patón también declaró su opinión:
- Romina Gaetani estaba para un papel menor. Mi personaje, don Carlos de Quesada, asesina a cuatro mujeres en el transcurso de la película, un crimen cada veinte o veinticinco minutos de la cinta, podrían haberle dado el papel de la segunda o tercera víctima. Prefiero a otra actriz en el rol de la novia de Don Diego de la Vega como dijo don Alfredo.
- Lo hecho, hecho esta – dijo don Alfredo – como el actor que hace de Don Diego, Diego Ramos, esta en Europa, y la filmación no puede postergarse más, haremos otras escenas donde no interviene este personaje, la que don Carlos de Quesada sorprende a doña María Dolores y con la espada, le desgarra el vestido, despues la viola, y finalmente la asesina.
- ¿Podemos introducir alguna variante al guión? – dijo Carlos Eisler.
- ¿Cuál? – preguntó don Alfredo.
- La violación, quiero que el personaje la viole con los pies.
- ¿Con los pies? – dijo sorprendido Jichcock y observó los pies de Carlos Eisler, eran enormes, calzaba un 47/48 – vaya, vaya, veo que sos Bob Patiño.
- Bob Patiño no era un Carlos, yo soy un Carlos, que interpreta a un Carlos, no es lo mismo.
- Bueno, dale, es una buena idea. También James Stewart me aconsejó cambios en “El Hombre que sabía demasiado” y fueron un acierto. Llamen a Romina Gaetani.
Los asistentes de la filmación fueron a buscar a la actriz, pero esta nunca apareció, cuando regresaron dijeron:
- Esta totalmente drogada, no esta en condiciones de hacer ningún papel.
- Yo lo decía yo – dijo Jichcock – había que traer a otra actriz, lastima que Julieta Prandi fue asesinada por Carlos Delfino, de lo contrario era un papel ideal para ella. Si Grace Kelly no se hubiera casado con el Príncipe de Monaco.
- No se preocupe don Alfredo – le dijo Carlos – Romina volverá en sí, yo me encargó.
Fueron todos al lugar donde estaba Gaetani, incluídos Jichcock y Carlos Eisler. Este se sacó los zapatos, quedó con las medias negras, al hacerlo el olor a Queso que invadió el lugar fue tremendo. Dos de los tres asistentes se cayeron al piso, mientras Jichcock resistía con fuerza, al borde del desvanecimiento, y dijo:
- Como Joseph Cotten en “La sombra de una duda” donde hacía un asesino de mujeres que se llamaba… ¡Charlie! Pero lo de él era ficción, lo tuyo Carlos Eisler es real.
Carlos sonrío a lo que dijo Jichcock y puso encima de la actriz sus pies, Gaetani olió el olor a Queso de los pies de Carlos, y el efecto fue tan fuerte y devastador, que volvió en sí, pasándose el efecto de las drogas.
- ¿Dónde estoy? ¡Ah, es cierto! ¡La filmación!
- Perfecto – dijo Jichcock – en media hora rodamos.
- ¡Qué olor a Queso! – dijo Gaetani - ¿Era tuyo Carlos? ¡Quiero volver a olerlo!
- Lo oleras, pero en la filmación.
Media hora despues, Jichcock dijo:
- ¡Rodando!
El decorado simulaba una vieja residencia colonial en California, doña María Dolores (Gaetani) estaba sobre la verja de la puerta, de repente, ante ella, don Carlos de Quesada, con el disfraz de El Zorro, enmascarado pero Gaetani creyó que era don Diego de la Vega.
- ¡Oh! – dijo Gaetani - ¡Don Diego! ¡El verdadero Zorro! ¡Bernardo me contó el secreto!
- No soy don Diego, soy don Carlos, el asesino, el único y verdadero Zorro, ja, ja.
Automaticamente Carlos sacó la espada y le desgarró el vestido a Gaetani, quedando desnuda, a continuación, le dio una patada a la actriz, y esta quedó tumbada en el piso.
- ¿Cortamos Jichcock? – preguntó el asistente de dirección.
- ¡Seguimos rodando, seguimos rodando! ¡Será mi mejor escena desde la época de Psicosis!
- Hitchcock murió en 1980, pero este tipo dice ser Jichcock – murmuró uno de los asistentes.
- Es tan admirador de Hitchcock que cree ser la reencarnación – contestó otro de los asistentes – hasta se hizo una cirugía para quedar igual al maestro inglés. Tiene 37 años, pero parece Hitchcock en 1960, cuando tenía sesenta años, la apariencia de Hitchcock cuando filmó Psicosis.
La filmación prosiguió. Gaetani estaba tendida en el piso, Carlos le dio una serie de patadas con las botas, se sacó las botas y quedó en medias, pusó sus pies encima del rostro de Gaetani, que empezó a olerlos, besarlos, chuparlos y lamerlos, una y otra vez.
- Queso, Queso, Queso, Queso – decía Gaetani.
- Queso, Queso, Queso, Queso – repetía Carlos.
- ¡Eso no figura en el guión! ¡Corten! – dijo el asistente.
- ¡Nooooo! ¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Seguimos! ¡Seguimos! – gritaba eufórico Jichcock – lo mismo hizo Cary Grant en “Sospecha”.
Gaetani tras oler los pies de Carlos, seguía tendida en el piso, otra vez drogada, Carlos ahora se sacó las medias y la cogió con los pies, mientras la filmación avanzaba, despues la cogió con el pene, por la vagina. Una escena de sexo real, con los dos protagonistas apoyados sobre la pared. Cogiendo con pasión.
- ¡Un terremoto! – dijo el asistente, pues todo el set de filmación se movía.
- ¡Nooo! ¡Son Carlos y Romina cogiendo! – decía Jichcock.
Al terminar de coger, Carlos sacó un Queso.
- ¿Y ese Queso? – dijo el asistente.
- Carlos sigue improvisando. Perfecto. Perfecto.
Carlos le tiró un Queso a Gaetani que seguía acostada. Ahí saco la espada y se disponía a apuñarla, pero una anciana interrumpió la escena.
- ¿Y esa anciana? – dijo el asistente.
- ¡Sigan! ¡Sigan! ¡La filmación no se detiene! ¡Siga rodando!
La anciana le dijo a Carlos:
- Soy Lady Dumitrescu. Asesinala Carlos, pero no con esa espada, toma la sierra eléctrica.
Carlos agarró la sierra eléctrica y se tiró encima de Gaetani, la partió en dos. La sangre se desparramó por todos lados. El asesino tiró el Queso sobre el cadáver de Gaetani.
- Queso – dijo Carlos Eisler.
Todos quedaron asombrados al ver el asesinato en vivo. Jichcock estaba eufórico, Carlos blandió la espada y gritó cantando:
- La marca C de Carlos. Con su queso, cuando sale la luna, aparece el bravo Quesón, a las minas el sabra quesonear, marcando la marca de Carlos. Carlos, Carlos, Carlos.
- Todo esto es una locura – dijo el asistente – este tipo acaba de asesinar a Romina Gaetani delante de todos y fue filmado. Llamemos a la policía.
- Sí, a la policía – dijo la anciana, que iba rejuveneciéndose mientras absorbía toda la sangre desparramada en el set de filmación – llamen al Comisario Miguel.
- Esto es una obra de arte – dijo Jichcock – la mejor filmación posible, la película seguirá adelante, obviamente cambiaremos el guión, ya veremos quienes serán las próximas quesoneadas. Cambiaremos el nombre de la película, será "El Zorro Quesón"
Rato después, el Comisario Miguel llegó al lugar.
- Pobre Gaetani, ja, ja, pero estaba tan drogada últimamente, que nadie la extrañara. Diremos que fue a internarse para salir de las drogas y que se despidió de la actuación con esta filmación. Una actriz muy pelotuda. En cuanto a los tres asistentes, que guarden silencio, a cambio les esperan muy buenos contratos en los Estados Unidos. La Metro Goldwyn Mayer, la Paramount y la 20th Century Fox los esperan.
Y el Fiscal Carlos Gonella agregó:
- Perfecto. Qué gran Quesón resultaste, Carlitos – le dijo a Carlos Eisler.
- Vieron – dijo Carlos – y decían que era un boludo.
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