Grande fue la sorpresa de Sofía Zámolo cuando se entero el ofrecimiento que le hizo la productora cinematografíca Piruli Filmes, la mayor del mundo de habla española, para una nueva versión de una olvidada, por muchos, película de los 70, “Violación” (Lipstick).
- Te queremos para el papel de Margaux Hemingway, el personaje se llamaba “Chris Mc Cormick” – le dijo el director, Alfredo Jichcock – será un boom superior al de “Los Pájaros”.
- ¿Qué pasaba en esa película?
- Es una remake de un original de los 70, pero esta versión se tratará acá en Buenos Aires. En vez de Chris Mc Cormick, tu personaje será Ingrid Francese.
- ¿Ingrid Francese? ¿Es acaso un homenaje a Ingrid Grudke y a Belen Francese!
- Pensamos en eso para elegir el nombre. Pobrecitas, como las asesinaron en forma tan salvaje. Las asesinaron y les tiraron un Queso. El asesino es un Quesón. Pero no hablemos de eso, hablemos de la película. Tomá lee la síntesis. Pensamos en vos por ser rubia.
Zámolo leyó el argumento publicado en la página de FilmAffinity…
“Chris encuentra trabajo como modelo en Nueva York y se instala, junto a su hermana, en un apratamento. Una tarde, la joven acude a la casa con un hombre. Su invitado empieza a jugar con bufandas y lo que en un principio parece una broma, se convierte en una violación”.
- ¿Lo violan a mi personaje?
- Sí, pero es solo un personaje, una película.
- ¿Qué paso con esta actriz? ¿Margaux Hemingway?
- Murió en 1996, hace muchos años. Dijeron que de una sobredosis.
- 1996… - murmuró Sofía Zámolo – El año de los Juegos de Atlanta.
- ¿Acepta o no acepto el papel señora Zámolo? La película tiene garantizada la distribución no solo en Argentina, también en México, España, el circuito latino de los Estados Unidos, toda América Latina, hasta pensamos en una versión en portugués, para que los brasileros (y también los portugueses) la vean sin subtítulos. Es más, el papel del violador, esta reservado para el actor brasilero Carlos Casagrande.
- Acepto, es una oportunidad que no voy a perder.
Al día siguiente, Zamolo recibió los papeles del guión, los empezó a leer, con gran atención. El exigente director Jichcock, el de tantos éxitos como “Frenesí”, “Los Pájaros”, “El Hombre que sabía demasiado”, “El Asesino tiene olor a Queso” y “La sombra de una duda”, por citar solo algunos, cito a Zamolo para dentro de una semana.
- Lee bien el guión, en una semana nos reunimos. Será mi mayor éxito después de “Marnie la ladrona” o “Cortina rasgada”.
Muy atenta y concentrada se encontraba Sofía Zámolo con este desafío actoral. Jichcock le dijo: “serás la nueva Bette Davis o Katherine Hepburn, grandes estrellas del Hollywood”, pero Zámolo contestó: “Me conformó con algo más local, digamos Tita Merello o Zully Moreno”.
Comenzó a leer el guión, una y otra vez, le encantó. Cansada pero al mismo tiempo contenta por la actuación que tenía por delante, Zamolo decidió no salir aquella noche de invierno, la del 1° de julio, y se dio una ducha caliente. Salió en bata. Iba a acostarse, para comer algo liviano en cama, y seguir leyendo el guión. Pero su plan se vio frustrado al escuchar el ruido de la puerta.
- ¿Quién es? – preguntó Zamolo.
- Carlos “Chiquito” Bossio – fue la respuesta que recibió.
Zamolo abrió la puerta, no sabía quien era Bossio, el nombre le sugería algún dato futbolístico, un ámbito que Sofía desconocía totalmente, lo cierto es que al abrir la puerta se encontró con un hombre muy alto, muy patón, vestido de negro, de aspecto más bien feo, algo dientudo, con un aire a Freddie Mercury.
- ¡Hola!
- ¿Sos Sofía Zamolo, no?
- Sí, ¿Y vos? ¡Buzzio dijiste que te llamabas?
- Carlos, Carlos Bossio, “Chiquito” Bossio para el mundo del fútbol. Arquero de Belgrano, Estúdiantes y Lanús. Hice un gol de cabeza el 12 de mayo de 1996, ahí me hice famoso.
- 1996… - murmuró Zamolo, y quedó pensativa - ¿Pero, que haces aca?
- Esa película, “Lipstick”, la nueva versión que va a hacer Jichcock, me ofrecieron un papel, pero primero quería hablar con vos.
- Jichcock no me aviso nada.
- Revisa el celular.
Zámolo se fijó en el celular, y efectivamente tenía varios anuncios de Jichcock donde le anunciaba la visita de Carlos “Chiquito” Bossio. Todo le parecía muy raro a Sofía.
- Vine porque antes de aceptar quiero ver si hay química entre los dos – dijo Bossio.
- Qué alto que sos. Que patas que tenes. De “Chiquito” no tenes nada.
- Ja, ja, ja – río Bossio – será por eso que me pusieron así en el mundo del fútbol, pero también me decían “Pichón”…
- ¿Pichón?
- Pichón… y Quesón. Quesón. ¿Pero me vas a tener en la puerta?
- Tenes razón, pasa.
Carlos Bossio entro al departamento que era amplio y lujoso, estilo Nueva York, pues estamos hablando de un departamento en el famoso Edificio Kavanagh, frente a la Plaza San Martín, una suerte de “Empire State” porteño.
Bossio no entró solo, con el, un enorme paquete. A Zamolo le llamó la atención aquel paquete.
- Es un regalo. Espero que te guste.
Bossio puso el paquete sobre la mesa. Zamolo lo abrió, y para su sorpresa… era ¡Un gigantesco y enorme Queso Emmenthal!
- Para que lo comamos mientras estudiamos el guión, con unos buenos vinos finos.
- No como Queso – dijo Zamolo.
- Y yo como solamente Queso – dijo Bossio.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! – empezó a reir Zamolo.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! – río Carlos.
Había química entre los dos. Ya no había dudas. Zamolo no podía dejar de mirar los pies de Carlos, le preguntó:
- ¿Cuánto calzas?
- Cincuenta – dijo Bossio, mientras ponía los pies, o mejor dicho las zapatillas, sobre la mesa - ¡Ja, ja, en los 90 fui el jugador con los pies más grandes del fútbol argentino! Me parece que no han superado.
- Los 90. La protagonista de la película que vamos a hacer… Hemingway falleció en 1996, lo leí en Google.
- Pobrecita. Parece que la asesinaron, aunque dijeron que fue un suicidio, una sobredosis, algo accidental. Fue en 1996, el año de los Juegos de Atlanta.
- ¿Vos jugaste esos Juegos Olímpicos?
- Sí, no me hagas acordar, medalla de plata, menos mal que después mi gran tocayo Carlos Tevez nos vengó y ganó el oro en Atenas 2004, también ganaron en Beijing 2008, pero ahí no había ningún Carlos.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! – empezó a reir Zamolo.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja! – río Carlos.
La química se afianzó entre los dos. Zamolo seguía en bata, pero mientras caminaba rozó con un mueble, y ¡Zas! quedó desnuda, totalmente, Carlos la miró, Sofía se avergonzó, pero de la vergüenza, pasó al orgullo y al exhibicionismo.
- Así me ves, como vine al mundo, ¿Te gusto Carlos?
- Sos hermosa – le contestó Carlos.
- Violame Carlos, violame Carlos, como en esa película, dale amenazame como ese personaje.
Zamolo rompió un espejo. Dicen que es mala suerte, pero a Sofía no le importó, y le dio un pedazo del mismo a Carlos:
- Amenazame Carlos, como el personaje, dale, hacelo, calentame, violame.
- Lo haré bien, me pondré los guantes negros, ja, ja – río Carlos.
Bossio se puso los guantes negros y simuló amenazar a Sofía con el vidrio roto.
- Te violaré Sofía Zamolo, como el personaje de la película “Ingrid Francese”. Yo las asesiné, Sofía, fui yo, las asesiné, y también asesiné a Hemingway, fui yo, en 1996, después de un triste empate de Estúdiantes con Platense, una semana antes de jugar un partido de las eliminatorias con Perú en Lima, antes de los Juegos de Atlanta, ahí estaba yo, en Los Angeles, la apuñalé, le tiré un Queso, como hice con Belen Francese, con Ingrid Grudke, con Karina Mazocco, con las demás.
- Brillante tu interpretación Carlos, digna de Hamlet. Hay que poner una cámara, que Jichcock vea esto.
Pusieron la cámara. Zamolo se tiró a la cama, creyó que Carlos la iba a violar, la iba a penetrar por el culo, pero para su sorpresa, sobre su cara estaba el enorme pie de Carlos, un pie oloroso, apestante, con un olor a Queso asfixiante e intenso, un pie talle cincuenta enorme, fulminante…
Zamolo quedó prendada de aquel pie, que no era un pie, era un Queso, porque olía a Queso. Lo olió, lamió, besó, chupó, una y otra vez, primero el derecho, después el izquierdo. Zamolo creyó seguirle el juego a Carlos y le dijo:
- ¿Grudke y Francese también disfrutaron de tus Quesos?
- Sí, les dí ese placer, después las asesiné.
- Asesiname a mí.
- Con gusto.
En ese momento, Zamolo se dio vuelta, Carlos ahora sí la penetró por el culo, usando sus pies primero, el pene después, la cama se daba vueltas, una y otra vez, Jichcock lo hubiera aprovechado para una nueva versión de “El fantasma del vuelo 401”, pues era como un avión en turbulencia, como el de Lost antes de estrellarse en la isla. Despues Carlos la penetró en la vagina. Satisfacción total. Zamolo estaba repleta de goce y satisfacción.
- No fue necesario atarte – dijo Bossio.
- ¿Qué?
- Que no fue necesario atarte, ja, ja, podría haberlo hecho.
- Seguro lo hiciste con Grudke o Francese.
- Seguro, también con Karina Mazocco. Ja, ja, ja.
- Ja, ja, ja – río Sofía Zamolo.
Zamolo cerró los ojos, escuchó las palabras de Bossio:
- Ellas fueron asesinadas, quesoneadas, ahora lo serás vos, Sofía.
De repente, mientras seguía con los ojos cerrados, algo golpeo sobre la cabeza de Sofía. Abrió los ojos, y para su sorpresa, aunque ya lo sospechaba por el olor, un Queso estaba sobre su cuerpo, y de repente, vio a Carlos Bossio encima de ella, con un cuchillo gigantesco.
- ¡Te asesinaré! – dijo Bossio.
- ¡Entonces vos el Quesón! ¡Vos sos el asesino! ¡Vos asesinastes a Grudke, Francese y a las demás!
- ¡Soy el Quesón! ¡Uno de los Quesones, no el único! ¡Tenes a Carlos Delfino, a Carlos Ignacio Fernández Lobbe, y a muchos más, y antes que yo estaba Carlos Calvo ¡Pero sí, ese Quesón, el Quesón que asesinó a Grudke, Francese, Mazzocco, y a Hemingway, soy yo, yo soy ese Quesón, las asesiné yo!
- ¿En 1996 asesinaste a Hemingway!
- Cometí mi primer asesinato el 30 de abril de 1994, cuando quesoneé a Hemingway, el 1° de julio de 1996, ya tenía como cien minas quesoneadas encima, ja, ja, la prostituta de Constitución, la enfermera de Córdoba, la vendedora del Unicenter a la que asesiné en la ducha, en esos crímenes que le gusta a Jichcock, soy Carlos, Carlos Bossio, el Asesino, el Quesón.
- ¡Nooooooooooooooooooo! – gritó espantada Sofía Zamolo.
Zamolo intentó resistirse pero ya era tarde. Le asestó la primera cuchillada en el pecho, en medio de las dos tetas, con un corte muy profundo, de arriba para abajo, después la apuñaló en la teta izquierda, después en la teta derecha, cortes superficiales para que Zamolo tuviera una muerte lenta, después un corte más profundo en el estomago, después más livianos, después otro más profundo en el abdomen, después otros más livianos, después cortes en los brazos, las piernas, finalmente el cuello, Sofía ya esta muerta, pero la siguió apuñalando, una y otra vez, al terminar, Carlos tomó el Queso y dijo:
- ¡Queso! – dijo el asesino, con furia.
El cadáver de Sofía Zamolo quedó ahí tendido sobre la cama, con cientos de cuchillazos sobre su cuerpo acuchillado, apuñalado y quesoneado, un gigantesco Queso sobre ese cadáver. Una verdadera obra de arte, como solo un Quesón como Carlos Bossio nos puede ofrecer.
Carlos abandonó el departamento del Kavanagh… pero dicen que dos personas visitaron el lugar esa misma noche… primero una anciana, muy amable al principio, vestida de mucama, entró una anciana, pero salió una mujer joven, plena de belleza, la segunda persona era un hombre gordo y pelado, Alfredo Jichcock, que dijo dos frases.
- «Estoy seguro que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima» y agregó «Les pido disculpas por la sangre exhibida en el programa de hoy. La próxima vez intentaremos hacerlo mejor»
Y entonces sonó la música de “Alfred Hitchcock presenta”. Se llevó la cámara que filmó el asesinato de Sofía Zamolo. Un boom total, algo nunca visto. Un asesinato en vivo.
Claro que el Comisario Miguel se encargó de evitar cualquier malentendido y dijo:
- Sofia Zamolo está de gira en el exterior. Quizás también incluya Venus o Marte.
Y otra vez sonó la música de… “Alfred Hitchcock presenta”. |