La impresora estaba dando muestras de comportamiento anárquico, dando a entender de que se trataba de una impresora de la C.N.T. Tenía un fallo interno que le hacía producir unos sonidos raros y desagradables. Sonaba a horrísona defunción.
Todo se iba derrumbando a mi alrededor. También andaba medio estropeada la cerradura. Fuera llovía y los charcos iban poco a poco dando muestra de la magnitud del aguacero. Aquel aguacero interior en que me sumía, empezaba por una pequeña herida en el dedo índice de la mano derecha y terminaba en un moscardón tendido en el suelo, víctima de algún zapatazo o de muerte natural, vaya usted a saber.
Conforme se iba derrumbando mi mundo, aparecía en algún lugar un caracol. El mundo estaba poblado de caracoles míos.
No obstante lo anterior( o es un puro espejismo), parece que estoy tocando fondo y podré dar un impulso final. La impresora, como por arte de magia, había funcionado otra vez y la cerradura parece que se haya compuesto. De hecho, ahora, estoy tomando estas notas para tener algo con qué probar su buen funcionamiento o confirmar la impresión- valga la redundancia- inicial. Es decir, nada de fondos.
Es una literatura hecha para comprobar, y no sólo para entretenimiento y solaz. En este sentido, uno distingue tres fines en relación con esto último- finalidades literarias. Los escritos para ganarse la vida creando historias para formar y evadir; los efectuados para descargar la mente del autor y los hechos ex profeso para comprobar el funcionamiento de máquinas de escribir, ordenadores e impresoras.
Y también(podrá objetar alguien) para hablar de moscones, cerraduras y máquinas modernas de impresión; lo que ayuda a disipar dudas incluso mejor que con alcohol- en cuarto lugar.