Ciudad de México. Día internacional de la mujer. ¿Y qué seguridad tenemos que nuestra denuncia pública será tratada con discreción cuando los ministerios públicos son los que abusan de la vulnerabilidad de la mujer denunciante?
El ponente, licenciado en Derecho de aproximadamente 50 años se acomodó sus gafas, se toma su tiempo y al fin contestó a la pregunta incomoda, en aquel auditorio abarrotado de cientos de mujeres que se habían dado cita.
- El Estado de Derecho las protege, al momento de rendir su declaración de hechos, el expediente es tratado con suma privacidad…
No terminó de expresar su idea, otra mujer de inmediato lo interrumpió.
- “Eso no es cierto, el expediente queda por lo general en gente indiscreta que al retirarse la denunciante, lo sociabiliza con sus compañeros en tono sarcástico”
Otra mujer más joven la secundó.
- “Licenciado, las prácticas indiscretas hacia el interior no han cambiado esto es una burla para nosotras”.
Y volteándose hacia sus compañeras en tono discursivo agregó.
“Una de las frases que más hemos repetido entre nosotras, en chats, en privado, en reuniones, en redes sociales, es ¡No estás sola!. Nuestras vidas no merecen ser interrumpidas por los delitos cometidos por maleantes, perversos y cobardes, que abusan de su fuerza y nos someten. ¿Dónde está la autoridad en esos momentos difíciles? Debemos estar más unidas que nunca, y aquí queridas amigas, coincidamos todas. ¡No queremos celebración, queremos solución!”
Los aplausos y gritos de apoyo vinieron en cascada. ¡Solución, solución! ¡No más muertes!
Y muy decididas salieron a las calles a manifestar su inconformidad por las avenidas más representativas de la ciudad ante la mirada de la gente que las observaba con curiosidad. Llegaría después de las 5 de la tarde a la Plaza de la Constitución. En este largo trayecto las expresiones en pancartas muy representativas e ingeniosas decían:
“No le estamos pidiendo limosna al gobierno, tenemos todo el derecho de demandar políticas públicas a favor de las mujeres”.
“Que ser mujer no nos cueste la vida”.
“Mi revolución empieza en el cuerpo”
“¡fuera el patriarcado!”
“Aborto legal y seguro en todo México”.
“Quisieron enterrarnos pero no sabían que éramos semilla”.
“Queremos tu respeto. Queremos sentirnos libres. Queremos estar vivas”.
“El 35% de las mujeres de todo el mundo han experimentado violencia física o sexual”.
“200 millones de mujeres y niñas sobrevivientes se han visto sometidas a la práctica de mutilación genital femenina”.
Los que saben de movimientos sociales calcularon que fue un contingente que superó las 6 mil personas las que participaron en la marcha. En muchas de ellas noté la expresión desesperada de molestia, cansadas de las falsas promesas por combatir su inseguridad.
El discurso oficial no fue muy convincente, en resumen se limitó a señalar que no se iba a tolerancia más injusticias y se estaría luchando siempre por la igualdad. De cierta forma incomodo al presidente cuando un grupo de mujeres en pleno discurso levantó una manta de protesta que decía: Sr. Presidente, la transformación que el país necesita será también con las mujeres…
En tiempo diferente pero en el mismo espacio, otro grupo social de mujeres trabajadoras barrían silenciosamente las calles de la gran metrópoli. Recogía las evidencias que horas antes miles de musas mexicanas valientes y originales, rebeldes y modernas, habían logrado apoderarse de un espacio de libertad y de expresión a sus ideas
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