La tarde se presentaba pésima. Hice 3 bocetos, pero ninguno me salió como quería. Mis dedos estaban rígidos y crispados, incapaz de dibujar una línea recta. La muerte visitó primero a mi madre y, 15 años después, a mi hermana me produjo una profunda tristeza que me acompañará el resto de mi vida. "Hasta que mis cuadros parecen que van a llorar".  Suspiré y me levanté de la silla para ir a la ventana. "Ya llegan mis dos amigos. Bajaré para decidir por dónde vamos de paseo".
Optamos por un sendero. El sol se puso, el cielo bruscamente se tornó color sangre, y sentí algo como el toque de la  melancolía. Permanecí quieto, apoyado en una baranda, mortalmente cansado. Sobre el fiordo azul oscuro y de la ciudad, colgaban nubes rojas como sangre. Mis amigos se fueron y yo otra vez me detuve, asustado con una herida abierta en el pecho. Un gran grito atravesó la naturaleza. Pero surgió una revelación.
Rápidamente fui a mi estudio y elaboré un nuevo boceto. Se trataba de un sombrero de copa ligeramente inclinado mirando contemplativo el paisaje. "De todos modos, mañana haré otro, para experimentar". Antes de romper el alba, ya estaba con el pincel en la mano. Terminé poco después del mediodía y me gustó mucho más. Pero no lograba poner un nombre. Coloqué el cuadro en una pared donde enfrente había un espejo. La figura del cuadro, al verse en el espejo, dió un grito. Giré sobre mis talones y sonreí. "Ya tengo el titulo: Skrik".      

Nota: Una nueva teoría del grito. Adjunto enlace de noticia para quien quiera ampliar conocimientos.
https://www.20minutos.es/noticia/3594423/0/grito-no-grita/