Cuando no sea yo misma,
cuando me atrape el tiempo,
con sus manos de arena
nacida de mis huesos,
y me suma en olvido,
volveré en mis letras,
ingresaré en tu mente,
renaceré en tus ojos,
te impregnaré de palabras
que he dejado sembradas.
Danzaré entre estrofas
como musa pagana,
y mis pies marcarán el compás
del sonido impetuoso del viento.
Se humedecerán tus pestañas
al descubrir mis plegarias,
alegrías o llantos desgranados
en versos.
Me verás niña, joven,
mujer enamorada,
o madura cual fruta rebosante en
la planta,
pero nunca dirás que mi alma callaba,
porque así la ofrecí en cada palabra,
sin medir consecuencias,
sin importarme nada,
me mostré ante el mundo
en ofrenda sagrada,
para que un día lejano,
mis palabras escritas,
a tu lado llegaran.
María Magdalena Gabetta |