Te voy a contar mi sueño de la manera más sutil, encuentro maravillas en la simpleza, en la cotidianidad y en mis sueños que es donde encuentro lo que aún no puedo encontrar…
Se acercaba la madrugada mientras miraba tus fotografías con la certera intensión de saciar mis ganas de hacerte el amor, la música al nivel del susurro y el cansancio prolongado de una semana flemática e insensible, mis ojos se cierran, quiero seguir viendo tus fotos, y…
Estabas tú, allí estabas, con esa sonrisa que abraza mis minutos, yo aun no sabía que se trataba de un sueño, no te diste tiempo de saludar, acariciaste mi pecho, sonreíste al ver mi asombro “no apagues la luz” te quitaste la blusa, entendí al ver tus senos que era un sueño, me dio miedo besarte, no quería despertar, el corazón me palpitaba más que en este momento.
Tu mirar se intensificaba, yo apretaba mis puños, te lamias los labios y yo allí no queriendo despertar, te quitaste esta vez la falda, cerraste la puerta, las cosas aparecían intermitentes mientras las tocabas, mi atención nunca se desvió de tu cuerpo desnudo, de tus gestos, de tus respiraciones y gemidos. Minutos extasiados de verte lubrica entre mis brazos.
No aguanto más, me dijiste al oído
Mi cerebro se desconectó en el sueño, la realidad no es tan real, sabía bien que no despertaría y si acaso la noche se perturbara entre los ruidos azarosos de la ajetreada ciudad sabía que mi imaginación recrearía la escena
Mételo ya
Me vincule con el calor de las cobijas, con el calor abstracto del idilio, con el calor íntimo de la poesía, desordene mis besos en tus muslos y al llegar a tu vagina las gotas trasparentes hacían saber que estabas lista. Al momento de meter mi pene, tus caderas temblaron, excitándome aún más, he olvidado por completo que es un sueño, creo decir tu nombre mientras duermo, un leve hilo de voz desde un sueño lleno de placer, gemidos, sudor, gemidos, humedad, gemidos, lujuria, gemidos y todo lo que fuimos en este momento.

Es la primera vez que te sueño, con las piernas abiertas acariciando la humedad entre ellas, y desde entonces en las noches veo tus fotografías dejando que el sueño me venza,