Mi templo es tu sonrisa,
ante ella me desarmo y
entrego el sacrificio,
mi animal se pone urgente,
se yergue impetuoso y afanado
se derrama ante la muerte.
Tus labios, esa cordillera
del deseo que no puedo escalar.
Y tu mirada de hechicera
revolotea alrededor de una
mariposa enferma, casi muerta
que descansa en este corazón
sostenido en dos muletas.
William Orozco
Texto agregado el 18-04-2019, y leído por 213
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